Comisariada por Solene Guillier y Olga Adelantado, la muestra reúne piezas en distintos soportes: instalación, fotografía, luz e ironía. En las dosis adecuadas la ironía forma parte de la percepción, de sus matices y de las ideas complejas y cotidianas, a la vez que se materializan en los trabajos conceptuales. El visitante encontrará una cierta transgresión serena, unos límites desdibujados que se completan con su propia mirada.
Entre los trabajos expuestos están los de la taiwanesa Ting Ting Cheng, que con su serie de fotografías You See What I See invita a reflexionar en torno al control de la información. Su trabajo entronca con la propuesta del consolidado artista francés Mark Geffriaud, quien plantea un material editorial que, a su vez, nunca fue concebido para su distribución. Una edición que se convierte en el objeto de arte soñado por el artista.
Límites de la pintura
Con un trabajo de una gran meticulosidad que le acerca en cierta medida a una labor historiográfica se encuentra Yann Sérandour. Su trabajo para la muestra interpela al espectador y le devuelve un reflejo cuyos límites son indefinidos. Su instalación Untitled entronca con un ensayo en torno al artista conceptual Daniel Buren.
En una especie de trampantojo que apela al intelecto del visitante, la instalación del artista eslovaco Roman Ondák genera una conversación ficticia con la directora de la galería en una pieza única. Ligado a esta irónica idea de trampa visual se muestra por primera vez en Valencia el trabajo del conocido artista Ryan Gander. Su proceso de experimentación artístico busca recomponer el espacio a partir de materiales dislocados (un globo de fibra de vidrio suspendido, lámparas diseñadas con objetos cotidianos, una caja de alquimia…).
En esa línea, el artista de la galería Rubén Guerrero avanza en su investigación en torno a los límites de la pintura en el siglo XXI, y presenta tres lienzos en los que reivindica el gesto de lo efímero como parte de la pintura.