Con una organización temática, la muestra aborda la representación de la figura humana en diferentes escenarios: la costa, la habitación del enfermo, el abismo, la habitación verde, el bosque, la noche, el estudio del artista… Para revelar la radicalidad de su lenguaje plástico estudia el juego entre las formas planas y sinuosas, la ambigüedad de los contrarios, el color simbólico, la deformación expresiva del cuerpo o la utilización de texturas y técnicas experimentales de grabado.
El amplio catálogo de arquetipos emocionales de Munch está presente en cada sala, donde se da cuenta de los grandes temas que obsesionaron al noruego: melancolía, amor, muerte, pánico, celos… «En cada sala vamos a ver repetidos los mismos temas con distintas técnicas, en distintos formatos, en distintos periodos», explica Paloma Alarcó, comisaria de la muestra. «Por un lado, para demostrar una circularidad temática que es obsesiva en el caso de Munch, y también una permanente experimentación que le lleva a evolucionar desde un lenguaje simbólico a un expresionismo que va a ser decisivo para todos los lenguajes expresionistas de la primera mitad del siglo XX».
En definitiva, Edvard Munch. Arquetipos ofrece un análisis de las estrategias artísticas de las que el pintor se valió para orientar el espacio hacia una dimensión psíquica y convertir sus composiciones en una perdurable verdad simbólica de la condición humana.
«Munch se quiere explicar la vida a sí mismo, pero principalmente pinta para los demás», dice Alarcó. «Nos pone ante nuestros propios sentimientos. Él siempre tiene en cuenta al espectador, y por eso el espectador siempre se siente un poco turbado delante de una obra de Munch, porque en el fondo hay una empatía muy fuerte entre los temas que nos presenta Munch y nuestros propios sentimientos».
Treinta años después
Hace 30 años que se celebró por última vez una retrospectiva en Madrid sobre el artista noruego. Por aquel entonces se organizó en la Biblioteca Nacional y en el proyecto trabajó una joven Paloma Alarcó, que comisaría la nueva muestra junto con Jon-Ove Steihaug, senior curator del Munch Museet. «Desde hace seis años, Paloma ha insistido en hacer una exposición dedicada a la figura de Munch en España», explica Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza.
Para Alarcó, «Munch es la figura que faltaba dentro de la programación que ha puesto en marcha Solana y con la que se ha propuesto revisar las figuras claves de finales del siglo XIX», tal y como se ha hecho con Cézanne, Regoyos, Pisarro o Van Gogh. «Es, además, un artista muy atrayente para el gran público, cargado de estereotipos, que hay que presentar no sólo como el padre de movimientos artísticos posteriores, sino también establecer una línea en la que se le vea desde la contemporaneidad».
Por lo tanto, el propósito de la muestra es profundizar en la fuerza creadora del artista y dar a conocer su temática en torno al hombre contemporáneo. Una retrospectiva que no es una cronológica al uso, pero que quiere enseñar a Munch en todas sus facetas, desde sus inicios hasta su muerte, siguiendo su proceso creativo. Para ello el recorrido comienza con el cuadro Atardecer (1888), una pintura temprana perteneciente a la Colección Thyssen-Bornemisza.
El nuevo Museo Munch
El nuevo Munch Museet de Oslo abriá sus puertas en el año 2018. El proyecto, que está bajo la dirección del estudio español Herreros Arquitectos, transformará la escena artística del país y la imagen de la cultura noruega en el mundo.
El legado de Edvard Munch se alojará en un edificio de 24.200 metros cuadrados, situado al borde del fiordo en la península de Bjorvika, convirtiendo su configuración vertical en una seña de identidad. Estará distribuido en 12 pisos que albergarán un programa completo, trascenderá su cometido de archivo y custodia del legado del artista para convertirse en un gran condensador de actividades para todos los públicos. De esta manera, las salas de exposiciones sólo ocuparán la mitad del espacio, dejando el resto para programas educativos, biblioteca, auditorio, archivo, centro de restauración, cine, café, restaurante y un importante observatorio.