La pintura, fechada en torno a 1798, ha sido limpiada recientemente en el Metropolitan Museum de Nueva York, lo que ha puesto de manifiesto una riqueza de la técnica y colorido que bien podrían situarla en un periodo más tardío, incluso después de la muerte de don Pedro en 1807.
Aunque la moda que viste es de finales de la década de 1790, la tonalidad oscura y la ejecución de la casaca y las manos acercan su realización a los tiempos de la Guerra de la Independencia Española, hipótesis que se ve refrendada por la ausencia de la obra en los registros de la casa de Osuna, donde se anotaron rigurosamente las compras efectuadas a finales del siglo XVIII. Sí figura, en cambio, en la venta de la colección de Osuna en 1896, y es posible que fuera el retrato que se cita en un inventario de la misma de hacia 1834 como un cuadro al óleo «de medio cuerpo del duque de Osuna, abuelo».
Retrato íntimo
En el retrato, el duque parece exhibir su personalidad sensible y entusiasta, que hizo de él una figura popular entre los intelectuales de su época. Las medidas de la obra, similares a las del retrato de la duquesa de 1786 (colección Marita March), así como la posición del duque y la dirección de su mirada, podrían sugerir que Goya lo pintó probablemente a partir de una miniatura y para que fuera utilizado como pareja de la dama.
Manuela Mena, jefa de Conservación del siglo XVIII y Goya del Prado, destaca la gama de azules del lienzo, que aporta riqueza y un ambiente nocturno. Su representación, con expresión sonriente, lo diferencia de otros retratos nobiliarios. Don Pedro, que no está decorado con ninguna orden militar, se apoya en el bastón de mando con el que juega su heredero, don Francisco de Borja, como si cabalgara sobre un caballo, en el retrato familiar que también decora las paredes de la estancia.
Don Pedro, uno de los primeros y más eminentes patronos de Goya, preside con este préstamo de la Frick Collection, patrocinado por la Fundación Amigos del Museo del Prado, una auténtica reunión familiar que se completa con el citado lienzo de su familia al completo y el de su hija Joaquina (obra de Agustín Esteve y Marqués), Carlos IV y La reina María Luisa con tontillo.
El Prado conserva varias obras pintadas por Goya para los Osuna como el citado retrato de la familia al completo realizado en 1785, el de la marquesa de Santa Cruz (1805) y el de la duquesa de Abrantes (1816), así como el especial Vuelo de brujas, uno de los “asuntos de brujas” de la serie que Goya vendió al duque en 1798.
Sobre la Frick Collection
Es uno de los museos más destacados de Nueva York, y las obras que guarda se cuentan entre las más significativas de los artistas representados en ella. Formada a lo largo de su vida por Henry Clay Frick (1849-1919), magnate de la industria del acero en Pittsburg (Pensilvania), con la idea de que a su muerte y a la de su esposa, Adelaide Howard Childs (1859-1931), pasara a ser del dominio público, ocupó desde 1914 la mansión que el arquitecto Thomas Hastings construyó para ellos en la Quinta Avenida de Nueva York. El grandioso edificio estaba pensado para albergar las pinturas, esculturas y objetos de artes decorativas que el magnate había adquirido y a las que se unieron las que enriquecieron la colección después de 1931.