En esta ocasión la artista sorprende con un tema: el de la invisibilidad, que no está tan alejado de otros que han inspirado sus proyectos en los últimos años, como el OVNI ARCHIVE (2007-2012). Que esto sea así implica una cierta conciencia de obra, que es susceptible de ser presentada de forma orgánica, como un todo, en la que su trabajo siempre trata de mantener unidos lo errático y la idea fija, la aceptación de los imprevistos y el rigor en el método.
La fuerza del montaje reside en este proyecto en la naturaleza de los documentos, pero también en el ajuste de un acompañamiento discursivo, y fundamentalmente en las piezas e instalaciones desperdigadas por el espacio: relieves o esculturas exentas, objetos, espejos, marcos, que se disponen en la sala como trabajos minimalistas, frágiles, delicados y cargados de diálogo con las vanguardias históricas. A través de ellos, Rosell subraya la fragilidad, variabilidad y multiplicidad de toda creación artística y de su mensaje, que se sostiene siempre sobre débiles estructuras cambiantes y en continuo equilibrio.
Meseguer siempre acompaña a sus instalaciones de un material documental, de un archivo que refuerza conceptualmente el proyecto y a través del cual la artista, como una intérprete, construye un discurso, una “ficción”, una alegoría llevada a cabo con textos e imágenes “confiscadas”. Estas proporcionan un medio de circulación e intercambio, puntos de tránsito entre historias y la recopilación de otras imágenes, cuya estela seguimos. Como en una proyección fantasmagórica habla de las prácticas artísticas contemporáneas, que juegan a lo visible y a lo invisible aunque, en muchas ocasiones, desde una clara invisibilidad social.