La obra de Rosa Amorós se relaciona con los interrogantes que acompañan al hombre desde sus orígenes, como los mitos de la creación, la religiosidad, el ser y su relación con la alteridad. En palabras de la propia artista, su interés recae en la condición humana y en la manera en que las personas de diversas culturas y épocas buscan respuestas. En este sentido, ha desarrollado una obra muy personal utilizando un material inusual y poco valorado en las prácticas artísticas: el barro cocido. Materia primigenia por excelencia, se relaciona con los mitos mesopotámicos, egipcios o bíblicos y preserva la huella de la mano, lo que nos induce al trabajo manual.
En las piezas de Rosa Amorós, estas marcas sobre la materia hablan de su visión del mundo vivida a través del cuerpo, así como de las emociones asociadas a estas vivencias. Percepciones muy difíciles de traducir al lenguaje verbal, porque, como afirma Helena Tatay en el texto del catálogo, «siempre nos faltan las palabras para expresar la experiencia corporal o visceral del mundo». Se trata de un trabajo que alude a lo informe, entendiendo el término como categoría estética que pone en cuestión los límites lógicos, la racionalidad del lenguaje, las taxonomías, las categorías.
Mitos
Si su obra cuestiona la lógica, según la afirmación de Pedro Azara en la publicación de la exposición, es desde los mitos y la palabra poética que se puede penetrar en el significado de su práctica. Por eso, en sus últimas esculturas orgánicas son ilustrativas las referencias mitológicas. Los títulos de muchas de estas piezas remiten a nombres de divinidades griegas y mesopotámicas, como por ejemplo Gea (la diosa madre griega), Tiamat (la divinidad de las aguas que corrían en Babilonia) o los Anunnaki, que es el nombre colectivo de los dioses celestiales del Próximo Oriente antiguo.
Desde un punto de vista conceptual, Amorós toma la naturaleza y la condición humana como motivos de su obra, que no pretende representar nada más que la vida, la pasión, el dolor, el placer, el enigma y todas las emociones provocadas por su contemplación del medio natural, lo que después transforma en idea y esta da paso a una forma, ni ordenada ni pautada, solo sugerida.
El propio título de la exposición, Despojos i dèries, ya anuncia el carácter introspectivo y sin tabúes que encontraremos en las diferentes salas y avanza lo que Rosa Amorós regalará con esta muestra: los despojos y las obsesiones de su alma.
Sobre la artista
Rosa Amorós Bernadó (Barcelona, 1945) realiza sus estudios en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona y en la Escuela Massana, donde también ejerce como profesora entre 1971 y 2005. Su actividad artística comienza con la participación en el Premio Joan Miró de los años 1967 y 1968. A partir de 1976, René Metras se interesa por su obra y así inicia un período de quince años de exposiciones continuadas en su galería de Barcelona. El 1987 participa en Art Triangle, un workshop dirigido por Anthony Caro en la Casa de la Caridad (Barcelona) en el que se evidencia una evolución de su obra, tanto conceptual como formal.
Esta evolución queda consolidada en 1991 con las obras realizadas para el International Ceramics Studio en Kecskemét (Hungría) y en 1992 para la inauguración del European Ceramic Work Centre en ‘s-Hertogenbosch (Holanda). Sus obras se han
podido ver en Arts Santa Mònica de Barcelona, Fundación ”la Caixa” (Madrid, Barcelona y Palma), Lo Pati (Amposta), Museu Nacional do Azulejo (Lisboa), Museo de Arte Contemporáneo de Nakatomi (Japón) y National Museum of History (Taipei, Taiwan). Forma parte de numerosas colecciones públicas y privadas tales como la del MACBA, el Museo de Cerámica de Barcelona, la Fundación Banco Sabadell, la Fundació Vila Casas, el Museo de Cerámica (Avilés) y Welle (Paderborn, Alemania).