El trabajo de Esquivias se basa en la elaboración de relatos, ya sea a través de vídeos, series fotográficas, textos o esculturas que exploran la brecha generada desde el tránsito de la modernidad al presente y que llevan al espectador a cuestionarse las lecturas oficiales de la historia. Como explica Soledad Gutiérrez, comisaria de la muestra, «estos relatos nos afectan a nosotros, a nuestra sociedad, a la historia. La exposición lo que hace es fragmentarse en tres relatos que se van construyendo a partir de pequeñas pistas que al final llevarán al visitante hasta un vídeo en el que la artista cuenta su versión de la historia, pero también da pequeñas entradas para que cada uno pueda interpretar o crear su propia versión de ella».

La exposición se articula en tres ejes fundamentales. El primero de ellos es la arquitectura, «arquitectura muy cotidiana, que no es especialmente lujosa ni llamativa, sino que son cosas que vemos todos los días cuando paseamos rápido por la calle y a las que no prestamos mucha atención», destaca Gutiérrez. Para Esquivias la arquitectura «es todo lo que me rodea. Es un una fuente que está ahí presente y a partir de la cual puedo sacar mucha información, sólo con pararme a pensar en qué año se hizo, cómo era la ciudad en el momento en que se construyó, cómo se trabajaba en esa época… Es un material muy rico y es lo que me rodea, y eso es lo más importante, que está ahí».

La artesanía y el papel del artesano o las artes aplicadas completan los ejes fundamentales de la muestra, pero también «cómo todos esos elementos se entrelazan con la historia y con las historias personales de la gente que vive esos relatos», concluye la comisaria. Y es que la historia está muy presente en la obra de Esquivias. Como ella misma explica: «A veces de una manera subjetiva y personal y otras de una forma más realista, según la etapa en la que me haya encontrado».

 

Momento en la historia

La artista invita al espectador a dar un paseo por la ciudad de Madrid, el norte de Marruecos y Colombia para redescubrir los paisajes cotidianos. La exposición parte de la historia de un edificio: los números 111-119 del Paseo de la Castellana de Madrid, la que, en otro tiempo, fuera la Avenida del Generalísimo. Estos inmuebles fueron construidos a finales de los años 50, durante el periodo aperturista del régimen franquista que, en arquitectura, supuso dejar atrás un estilo academicista y adoptar uno más acorde con los principios básicos de la modernidad, además de ser entendida como una herramienta para la construcción del imaginario colectivo: un nuevo país para ser descubierto por sus habitantes y el resto del mundo.

En su investigación, la artista indaga en la vida y obra de las personas implicadas en la construcción y decoración de estos edificios, cuyos balcones, decorados con murales cerámicos, son el punto de partida para profundizar en las historias personales y en los hechos que permitirán una mejor compresión del momento, para a partir de ahí cuestionar la visión del presente.

Este proyecto abre la puerta a uno de los intereses fundamentales del trabajo de Esquivias: la arquitectura popular, observada desde la gente y la cultura que la habita. Así se incluyen otros trabajos que hacen referencia a la cultural precolonial en Sudamérica, o a los flujos de personas y la emigración desde el norte de Marruecos a diferentes países europeos.

Mas sobre Esquivias

Patricia Esquivias creció en Madrid, donde ahora reside. Estudió arte en Londres y San Francisco. En Madrid trabajó junto con Manuela Moscoso en la programación de Los 29 enchufes. Desde 2005 trabaja principalmente en vídeo y ha expuesto sus trabajos en España (Museo Reina Sofía, CA2M, MACBA), Alemania (Frankfurter Kunstverein, 5th Berlin Biennale), Estados Unidos (White Columns, New Museum, Hammer Museum, Midway Contemporary Art) y en Inglaterra (East International, Tate Modern). Ha realizado residencias en la Akademie Schloss Solitude en Stuttgart, en Skowhegan School of Art en Maine, en Wiels en Bruselas, además de en México, Colombia y Marruecos.