La práctica de Descamps se centra en la interacción entre dos culturas contrapuestas: por una parte se nutre de un legado propio de las corrientes conceptuales del siglo pasado y, por otra, no desdeña los movimientos que tenían como propósito alimentar la cultura popular.
Si bien sus esculturas y fotografías recuerdan a las composiciones geométricas de los minimalistas, los materiales que utiliza y la forma de elaborar las obras tienen connotaciones bien diferentes. En las piezas que ocupan esta exposición hay que destacar el uso de la técnica offset, algo propio en la era de la reproducción e inherente al movimiento Pop.
Sin embargo, a pesar de estar imprimiendo sobre un papel de baja calidad, como lo es el de una revista (los títulos aluden al número de página), el artista materializa la obra en una sola copia que más tarde enmarca con sus propias manos.
Aún se inspira en la imaginería aséptica de la Escuela de Dusseldorf y en la influencia inexpresiva del Pop, Descamps no menosprecia otros fotógrafos alejados del circuito tradicional, expertos en captar las destrezas de los skaters. Mike Blabac, Allen Ying o Michael Burnett trabajan el enfoque, la luz y los ángulos de manera muy diferente y en sus imágenes el cuerpo y la expresividad están presentes. Pero, aunque en las fotografías de Descamps la figura no se manifiesta (personas, coches, etc.), la sombra de su presencia permanece.
La única obra tridimensional de la sala sirve para albergar todas las fotografías de la muestra. Este diseño está fabricado como una pieza de mobiliario y da respuesta a un problema de emplazamiento en un entorno -como lo son en el contexto urbano las rampas, rails, escaleras, etc.- comúnmente aceptado como un espacio elitista: el de una galería de arte o la residencia de un coleccionista.