El reconocimiento unánime a la trayectoria y relevancia de su obra le llega en 1980, cuando le conceden el Premio Nacional de Artes Plásticas. Es a partir de ese momento cuando su pintura se torna aún más libre y enérgica, y se reafirma el lenguaje plástico que le distinguirá como uno de los más importantes pintores abstractos españoles.
Su pintura, asentada en cuatro elementos básicos: color, mancha, estructura y ritmo, configura una serie de ambientes pictóricos tan intensos como poéticos, aparentemente sencillos pero muy elaborados. El gesto mesurado y equilibrado, cuyas formas pueden evocar aspectos del entorno más inmediato del artista, unido a la capacidad sugestiva del color, acentúan el ideal de belleza que desprende cada una de las obras.
En 1984, el Museo de Bellas Artes de Bilbao le dedica una exposición antológica; en 1985, la Fundación Joan Miró, una retrospectiva, que después se exhibe en el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid. En 1988, Victoria Combalía publica un monográfico sobre el artista, como hará, posteriormente, J.F Yvars. En 2001, con 78 años, el MACBA y el IVAM le dedican sendas retrospectivas.
Intensidad poética y vital
En esta exposición, titulada Visión y signo, se puede seguir la evolución desde su obra de los años 80 hasta la que realizó al final de su trayectoria. Se aprecia cómo la densidad y la gestualidad propias de esos años van dando paso a una cada vez mayor depuración formal y economía de medios. Es época de una gran intensidad poética y vital.
En 2001, el Museo Reina Sofía le dedica una exposición en la Abadía de Santo Domingo de Silos. En 2003 publica su antología poética, El color de las piedras. Su obra, por lo tanto, está inmersa en un viaje hacia lo esencial, pero manteniendo la identidad y la intensidad. Como el Miró de sus últimos años, Ráfols Casamada simplifica hasta el extremo el proceso de elaboración de sus pinturas, hasta convertirlas en pura poesía visual de signos y símbolos que parecen flotar sobre fondos de vivos colores.
Sus cuadros se encuentran en museos y colecciones públicas y privadas de todo el mundo, como los Guggenheim de Nueva York y Bilbao, el British Museum y la Tate Gallery de Londres, el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Centro Pompidou de Paris y el Reina Sofía de Madrid.