En alusión al término anglosajón que da nombre a la muestra, FOD exalta su pasión por los puntales, riostras y montantes que sustentan sus construcciones –habitables o no– en La Fragua de Tabacalera (Madrid), en cuyo interior se produce una nueva contradicción entre la solidez arquitectónica de la sala y la aparente inestabilidad de las estructuras creadas por el artista.
Un proyecto en el que las precarias construcciones de FOD simbolizan no sólo la fragilidad e inestabilidad del suelo sobre el que pisamos, sino también de la propia existencia.
Esta exposición pudo verse por primera vez en la Sala Verónicas de Murcia.
La casa-nido
Los materiales de las instalaciones y esculturas son una recopilación de los materiales elementales de la construcción, desde chapas onduladas hasta cartones, metacrilatos o maderas y tableros.
En estas obras, FOD pone de relieve la necesidad que tiene el hombre de construir su refugio; de que la solidez y la intemporalidad son cuestionables; la aparente inmutabilidad del arte en el tiempo, y también hace un homenaje a las aves, pues también ellas recopilan materiales que se encuentran en la naturaleza para construir su nido.
Para desarrollar este trabajo el artista ha realizado lo que en la exposición forma la obra principal: una casa-nido de 200 x 250 cm anclada en una esquina de la sala y apuntalada a varios metros de altura para, de esta forma, hacer imposible el acceso a ella.