Todas las obras que se presentan ahora, décadas después, son las originales, mostradas previamente en las diversas exposiciones que realizó el artista onubense en aquellos años iniciales de su carrera. Desde el primer dibujo que presenta públicamente en 1965 en Un domingo del año 2000, fugaz muestra con motivo de una cena-homenaje al astronauta John Glenn, a las piezas presentadas en el I Salón de Corrientes Constructivistas (1966), exposición en la Galería Bique de Madrid que, comisariada por Ángel Crespo, contó también con obra de Andreu Alfaro, Manuel Calvo, Adolfo Estrada, Feliciano, José María Iglesias, Eusebio Sempere o Isidoro Valcárcel.
También dibujos preparatorios y versiones de los presentados en la muestra Arte Actual de España en los museos sudafricanos de Pretoria y Johannesburgo, así como en la XXXIII Bienal de Venecia (1966), dentro del Pabellón Español, invitado por Luis González Robles. Estudios que reafirman el interés de García-Ramos por la luz y los cambios de textura, a la vez que trabaja las posibilidades expresivas de la utilización de los menores elementos posibles.
Nuevas experiencias
En 1967, el artista se abre a nuevas experiencias, con otros materiales –metales, maderas lacadas– y mayores formatos, incorporando volúmenes más marcados, con una clara intención de salir del plano, buscando reflejos en las composiciones. Se muestran dibujos y bocetos de las obras presentadas en Nueva Generación, histórica exposición en la que participaron creadores de la talla de Elena Asins, Alexanco, José María Yturralde, Manuel Barbadillo o Julio Plaza, entre otros.
Ya en 1968 destaca también su participación junto a Sempere o Sobrino en la Muestra Española de Nuevas Tendencias Estéticas, MENTE 1, invitado por Daniel Giralt y Joan Mas; así como su presencia, una edición más, en la XXXIV Bienal de Venecia.
Es una etapa en la que desarrolla algunos aspectos teóricos sobre estructuras en el espacio y practica con nuevos materiales transparentes, como metacrilatos y carbonatos, y reflectantes, como metales, vidrios y espejos, para crear situaciones virtuales, tanto en el plano como en el espacio.
Se presentan, además, los bocetos preparatorios de las obras realizadas para la VI Bienal de París (1969) y los trabajos en gran formato, ya espaciales, preparados para la exposición en la galería sevillana Juana de Aizpuru celebrada en 1971.
Con esta exposición, la Galería José de la Mano muestra al público madrileño, prácticamente cinco décadas después de su creación, la interesante etapa inicial de Pedro García-Ramos y abre el camino para el conocimiento de la obra completa de este artista esencial en el panorama de la abstracción geométrica española de mediados del siglo XX.