La recientemente desaparecida pintora se sirvió del coloquio entre el pillo Berganza y el arbitrista Cipión en Sevilla para poner la vista sobre la actual temática de esta Novela Ejemplar de Cervantes. Esta serie de pinturas oscuras pero brillantes, duras pero irónicas, inquietantes pero satíricas, reflejan una realidad que 400 años después sigue latente en la sociedad española.
“Con los lienzos de Sofía estamos, pues, ante un principio absoluto y con el grado supremo de la originalidad”, escribe Francisco Rico sobre esta muestra, que ya se ha visto en Sevilla y Alcalá de Henares y que tras Madrid viajará al Festival Cervantino de Guanajuato, en México. «No podrán sino sentirse devueltos a las pinturas negras de Goya. A la altura de ese insigne linaje se sitúa este coloquio de Sofía Gandarias con Miguel de Cervantes y su fauna perruna, humana y diabólica».
La exposición se completa con dos retratos de Octavio Paz y Carlos Fuentes.
Intuición profunda
«Hacían falta la intuición profunda, la mirada larga y la excepcional capacidad expresiva de Sofía Gandarias para acometer y lograr la primera gran versión plástica del Coloquio de los perros –escribe Francisco Rico. (…) Es el caso que tan inquietante retablo de episodios y personajes no había penetrado sino en una medida mínima en el dominio del arte. Hasta que Gandarias ha puesto los ojos en él, la trayectoria gráfica del Coloquio apenas cuenta con una pieza de algún valor: los dos finos grabados del holandés Jakob Folkema incluidos primero en una traducción francesa (1713) de las Novelas y después en la edición del original publicada en La Haya, en 1739, al cuidado de Pedro Pineda, atrabiliario y a ratos estupendo profesional de la tipografía. Posteriormente, sólo alguna lámina suelta en tal o cual impresión ha venido a aumentar el parco catálogo visual del relato cervantino».