La relación de Weissmann con nuestro país comenzó a fraguarse a través de su estrecha amistad con el escultor vasco Jorge Oteiza, desde que se conocieran en la IV Bienal de São Paulo, celebrada en 1957. En dicha Bienal, Oteiza sería galardonado con el premio al mejor escultor extranjero, mientras que para Weissmann recaería el galardón al mejor escultor nacional. Los intereses de ambos artistas en aquella época se vinculaban a la búsqueda del vacío espacial en la escultura, aunque en el caso del brasileño su concepto estaría más directamente relacionado con el espacio abierto y la ciudad moderna.
La primera incursión de Weissmann en España se produjo en 1959 con motivo de un periplo viajero por Europa, que terminaría llevándole a Japón y la India, ya en 1960. En marzo de 1961, a su paso hacia Madrid procedente de París, recaló en la ciudad guipuzcoana de Irún, donde residía su ya por entonces gran amigo Jorge Oteiza. Allí, junto con su mujer Neusa, alquiló una casa cercana a la del escultor vasco, donde permanecería una temporada para desarrollar un nuevo trabajo experimental, iniciado en París, de esculturas a base de papeles negros amasados, un anticipo del arte povera.
Exposición en España
En el mes de octubre de 1961 es cuando Weissmann participa por primera vez en una exposición en España. Se trata de la Semana de Arte organizada por el Cine Club de Irún, en la que el brasileño expone en una muestra colectiva junto a Oteiza, Basterrechea, Mendiburu o Chillida, entre otros artistas.
En el período que transcurre entre 1960 y 1965, Weissmann residió alternativamente en París, Irún, Madrid, Portugal y Brasil. En 1962 ya se encuentra viviendo en Madrid, donde llegó a montar un pequeño estudio en el garaje de la Casa do Brasil. Es en ese año cuando tiene lugar su segunda exposición en nuestro país, en la Galería San Jorge, cuyo catálogo corrió a cargo del célebre poeta brasileño João Cabral de Melo Neto. La muestra supuso la oportunidad perfecta para presentar en Madrid a dos de los premiados en la IV Bienal de São Paulo de 1957: el propio Weissmann y el español Jorge Oteiza.
En 1964 tendrán lugar dos exposiciones más de Weissmann en la capital. La primera de ellas, colectiva junto con el asturiano Manuel Calvo y el argentino Adolfo Estrada, en la Galería Edurne. La segunda muestra, en este caso individual, Weissmann: paneles / dibujos, se celebró en la Sala Neblí.
Características comunes
Los nueve dibujos inéditos que ahora se presentan en Madrid muestran unas características comunes en cuanto a técnica y dimensiones. Todos ellos están realizados a tinta sobre cartulina, con unas medidas aproximadas de 65 x 50 cm, y en ellos la línea y el trazo actúan como actores principales, invadiendo laberínticamente toda la superficie, sin permitir que participe ningún otro elemento expresivo.
La partida de Franz Weissmann de España dejó abandonadas en la madrileña Casa do Brasil todas las esculturas en chapa que no pudo llevar consigo a su país por su enorme peso y volumen. Desde la galería se confía en que este proyecto expositivo de recuperación artística pueda servir para la localización de todo ese histórico material olvidado en algún almacén desde hace más de cincuenta años.