El objeto de deseo no existe en sí mismo, sino que es precisamente su inaccesibilidad lo que le dota de valor. El aura se desvanece en el momento en el que se accede al objeto de deseo, el amor platónico se metaboliza en cuerpo, el fetiche se vacía de sentido. En Objets de Désir, Zoulikha subraya que el deseo no entiende de fronteras, de creencias o de género. Muestra su habilidad para evidenciar cómo a lo largo de la historia y hasta la actualidad la imagen de la mujer no ha dejado de ser objetualizada, una mujer que sufre de forma más acusada las consecuencias de una mercantilización de su cuerpo. Oriente y Occidente inciden en este patrón de conducta, aún vigente en las sociedades contemporáneas.
La artista utiliza la hipérbole para desarrollar una teoría de género a través de las implicaciones existentes en los clichés, desde la Venus de Milo hasta los iconos femeninos de la cultura popular árabe. Ella misma se define así: «En cuanto a mis orígenes árabes y musulmanes, y el hecho de ser mujer, no puedo separar mi trabajo de la cuestión del feminismo y pertenencia cultural. Yo pretendo ser un «segundo sexo», un sexo libre pensador. El que sabe cómo reclamar y desafiar los códigos y normas de su época y está constantemente en equilibrio entre ser dominante y ser dominado, creando así un canal infinito para los nuevos significados».
Zoulikha Bouabdellah participa actualmente en la muestra colectiva El Iris de Lucy, comisariada por Orlando Britto en el MUSAC (Léon) y en la exposición colectiva Wastelands, comisariada por Piedad Solans en Es Baluard (Palma de Mallorca). A finales de octubre, el CAAM (Las Palmas de Gran Canaria) le dedicará una retrospectiva.