Adentro. Foto: marcosGpunto.

Adentro empezó a gestarse cuando la compañía se encontraba sumergida en su anterior montaje, En construcción. La idea surgió al recuperar una escena que Román había llevado a Microteatro con el mismo título. En ella se narraba un encuentro en la cárcel de Buenos Aires entre La Negra y un tipo inquietante. Ambos tienen un vínculo muy fuerte que se acaba descubriendo al final. Tras una relación un tanto turbadora, los espectadores descubren que son hermanos.

La acogida que tuvo esta historia por parte del público les llevó a desarrollarla. El relato presenta a una familia argentina de raíces españolas formada por La Negra, que es la que tira de la familia; El Negro, que cumple condena por un crimen; y la madre de ambos, Marga, que vive anclada en su juventud. Adentro presenta al público un continuo juego de contrastes: violencia y ternura, situaciones dramáticas pero con tintes de humor, pobreza frente a riqueza…

Núcleo familiar

Adentro. Foto: marcosGpunto.

Pero también se sumerge en la familia, que encierra múltiples tabúes de los que no se habla. Ese mundo que viene dado y que forma a cada individuo, donde viven los afectos, el amor, la sobreprotección, pero también el dolor, el odio y el abandono. Pero a pesar de la crudeza, el hermetismo y la endogamia en la que viven estos personajes, Román los ha abordado con una gran sensibilidad, sin juzgarlos.

Son tan corrientes como cualquiera de nosotros, y por ello tan únicos e irrepetibles. Cada uno encuentra su propia identidad y se reivindica en una historia, en este caso, de dependencias emocionales en el seno de una familia muy enrocada sobre sí misma, con apenas vínculos con el mundo exterior.

El texto de Carolina Román ha funcionado como guía principal para los ensayos, pero como ya ocurriera con En construcción, de una forma muy flexible, ya que en el proceso de investigación teatral escritura e interpretación van de la mano para alcanzar un resultado realista.

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