Still leben, nature morte, still-life, natura morta, bodegón… son términos empleados para designar un mismo concepto de arquetipo artístico basado en el reflejo de una realidad inanimada de la cual se ha seleccionado cuidadosamente una serie de elementos con el fin de dotar a estas figuras de un significado ulterior.
Con la evolución del género desde su aparición ya en la Antigüedad clásica –aunque no como una categoría iconográfica en sí misma– el cometido asignado al bodegón ha ido a su vez transformándose: desde la representación de la riqueza y la opulencia presente en los bodegones flamencos de los siglos XVI y XVII a su papel evocador de la naturaleza de un reino como en los cuadros de Meléndez destinados al Gabinete de Historia Natural de Carlos IV. Incluso se convertiría en un ejercicio de praxis y ensayo para la copia del natural, llegando con el arte contemporáneo a ser uno de los prototipos que mejor ha asumido la encarnación del mundo cotidiano que nos rodea, como demuestra las Campbell’s Soup Cans de Andy Warhol. De igual forma ha ido evolucionando su fortuna crítica, puesto que históricamente ha sido tratado como un género menor, aunque desde hace algunas décadas instituciones y artistas reivindican su importancia y fomentan la compresión de una simbología compleja oculta a primera vista.
Formatos y estilos
Es en las tendencias planteadas de forma más reciente y más cercanas a nosotros, por el origen de los artistas reunidos, en las que esta exposición se concentra. Naturaleza Muerta. Pintura española s. XX – XXI se plantea en base a sus diferentes aspectos subyacentes, ya sea en su uso como campo de experimentación artística o en su vinculación a una de las interpretaciones más asociadas a este género, la atemporalidad o congelación del tiempo en el espacio de representación o, por el contrario, su fugacidad según la interpretación e intención de cada autor.
Así se congregan en las salas de la galería obras de muy diversa índole, formatos y estilos. Las pinturas cubistas de María Blanchard y Juan Gris, el realismo de Antonio López y la abstracción de Luis Gordillo, entre muchos otros autores y muchas otras tendencias artísticas, contrastan frente a las creaciones en tres dimensiones de Joan Miró, Manolo Valdés o Miguel Berrocal, que a su vez se confrontan con las fotografías de José Manuel Ballester.
En todas ellas se advierte no solo una evolución formal en cuanto a los movimientos propios de cada época, sino también en el objeto de interés con el cual formar los bodegones, hasta llegar a Marjana amarillo de Bravo Claudio, donde pelotas de tenis y fútbol, tan comunes en nuestra sociedad, junto a linternas y latas de conserva nos hablan del cambio de los tiempos.
Artistas consagrados vienen a formar parte del discurso de la muestra junto a otros autores de mayor actualidad cuidadosamente escogidos por el comisario con el fin de formar un corte transversal en la historia del arte contemporáneo de nuestro país mediante el hilo conductor de sus representaciones de naturaleza muerta.
El conjunto de alrededor de sesenta obras se debe a los generosas cesiones de instituciones, legados de artistas y colecciones particulares, hecho que explica la exhibición de piezas poco conocidas de grandes nombres, constituyendo una oportunidad única que no solo podrá disfrutarse en la visita de la exposición, sino también en la lectura del catálogo editado por la galería y disponible en su web.