La primera de las propuestas es Don Quijote Suite, un ballet clásico en tres actos. «Me he querido inspirar en el Don Quijote de Marius Petipa, del que hemos cogido la partitura original y la hemos reeditado, pero dándole un toque más español. En el original ya se quería dar este aire español pero fue interpretado por bailarines rusos. Lo que yo quería era conservar el toque clásico del ballet poniéndolo en la escena actual. He montado el Don Quijote que Petipa hubiera soñado», en palabras de Martínez.
El Don Quijote de Petipa fue, junto con El Lago de los Cisnes, uno de los ballets más populares en Rusia, donde se creó en 1869. Esta obra, llena de color, rompía con el universo de las criaturas sobrenaturales o etéreas de los ballets clásicos del XIX para poner en escena a la gente del pueblo. El libreto se basa en un episodio del segundo volumen de El Quijote (capítulo XXI, “Donde se prosiguen las bodas de Camacho y otros gustosos sucesos…”) y la acción se centra en los amores tumultuosos de Quiteria y Basilio, dejando a un lado las propias aventuras de Don Quijote y Sancho.
Martínez se ha basado en la coreografía original de Petipa, pero también en las diversas versiones que el bailarín y coreógrafo ha tenido la ocasión de bailar (Nureyev, Baryshnikov, Gorski), pero sin olvidar la esencia de la danza española, como él mismo asegura, «me parece muy importante que la producción de Don Quijote de una compañía española, aún siendo una versión del clásico ruso-francés, sea realmente respetuosa con nuestra cultura y nuestra tradición».
Ecléctica
El programa que la CND presenta en Almagro se completa con Minus 16, una producción que se estrenó en noviembre de 2013 con una puesta en escena de Shani Garfinkel y Shahar Biniamini. Este espectáculo cuenta con una partitura ecléctica que va desde Dean Martin al mambo, del tecno a la música tradicional israelí.
Minus 16 de Ohad Naharin utiliza la improvisación y el aclamado método Gaga, un lenguaje único de movimiento que rompe con los viejos hábitos, empujando a los bailarines a desafiarse a sí mismos de maneras nuevas y diferentes.
La obra es única debido a la ruptura con la barrera entre los intérpretes y los espectadores. No sólo se deleita en su propia excentricidad sino que también celebra el gozo de bailar. La pieza tiene elementos de impredecibilidad y diversión que hace de cada actuación una experiencia deliciosamente diferente.