Ecuador bajo tierra se presenta desde la perspectiva de una investigación y de un festival que ha propiciado la difusión de filmes independientes, cine-guerrilla, periférico, marginal, subterráneo o underground. El término, acuñado por la conocida organización cultural ecuatoriana Ocho y medio (Centro Cultural Ocho y Medio, CCOYM), surge tras plantearse y llevar a cabo una investigación que se materializó en el libro Ecuador Bajo Tierra, videografías en circulación paralela (2009), escrito por Miguel Alvear y Christian León.

Con este proyecto, el centro dio un giro sustancial a su actividad como exhibidor, descubriendo y promoviendo nuevas vías para las prácticas audiovisuales. El estudio, la valoración y la visibilización de las cinematografías no profesionales o marginales son componentes importantes para comprender la cultura ecuatoriana. Con esta propuesta se descubrieron y catalogaron obras ajenas a los circuitos tradicionales, lo que suponía una profunda brecha entre lo culto y lo popular.

De esta investigación derivó también la realización en 2012 del primer Festival Ecuador Bajo Tierra, dirigido por los propios autores del libro. Cuatro años después, Ecuador Bajo Tierra sobrepasa las fronteras. Significa un posicionamiento a través de este cine marginal, que sacude las certezas de la oficialidad y cuestiona, incomoda y vuelve a cuestionar.

Son filmes realizados con presupuestos bajos y actores y técnicos que se han ido formando sobre la marcha. Sus organizadores abren las puertas a este cine porque creen firmemente que la valoración y la visibilización de las cinematografías no profesionales o marginales es importante para entender la cultura audiovisual. Una cultura que se extiende y crea nexos con procesos similares en otros países.