Hasta esta exposición «no hemos tenido la oportunidad de ver mucha obra de Zaugg en España», asegura Javier Hontoria, comisario de la muestra, «de ahí su importancia». El espectador se va a encontrar con la fascinación de Zaugg por la materialización del lenguaje y sus implicaciones fenomenológicas. Sus análisis sobre la arquitectura y el urbanismo, así como sus reflexiones práctico-teóricas en torno a la presentación de la obra de arte son claves para entender su trabajo en toda su dimensión.
«Para Zaugg es importante el texto porque tiene que ver con el libro, con la obra impresa, pero el artista reflexiona sobre la pintura. Es decir, que a diferencia de otros autores, el lenguaje o la idea no es lo importante, sino que lo es la pintura», explica Manuel Borja-Villel, director del Museo. La exposición, realizada en colaboración con el Museum für Gegenwartkunst de Siegen (Alemania), revisa la relación entre texto e imágenes, entre color y lenguaje, entre lo real y lo subjetivo, entre el plano y el espacio.
La exposición, que reúne alrededor de 130 obras, presta atención al carácter tautológico de la obra de Zaugg, visible, por ejemplo, en sus primeros trabajos sobre Cézanne con la serie 27 esbozos perceptivos de un cuadro (1963-68), que constituye un desglose detallado de los elementos que componen una reproducción de La casa del ahorcado (1872-72); o en sus investigaciones sobre la perspectiva desarrolladas en los años setenta.
La importancia del acto de ver o no, presenciar y ocultar, percibir y pasar desapercibido propone una experiencia conceptual y física, reforzada por el uso del color y de la tipografía, así como por la repetición de mensajes que fluyen sin trabas en un aquí y un ahora. Esta identificación entre pintura y escritura alcanzará un nivel inédito a mediados de los ochenta, con dos grupos nuevos de trabajos Para un cuadro y Una palabra.
Los años noventa suponen un importante punto de inflexión en la obra de Zaugg ya que irrumpe con decisión el color y el lenguaje experimenta un manierismo inédito a la vez que la producción industrial se consolida frente a las prácticas pictóricas convencionales. El lenguaje y el color se interrelacionan a través de tres grandes grupos de obras en las que trabajaría hasta su muerte en 2005: De la ceguera (1994-1997), El mundo ve (1993-2000) y De la muerte (1998-2002/2005).
La muestra incluye documentación sobre su relación con los arquitectos suizos Herzog y De Meuron y dos vídeos de acciones, uno de ellos, la filmación del artista fumando un cigarrillo mientras observa una performance de Abramovich y Ulay. También se ha editado un catálogo con textos del artista, de Javier Hontoria, de Eva Schmidt (comisaria de la exposición en el Kunst Museum Siegen), del artista Ignasi Aballí, y de Mathilde de Croix. A este se suma la traducción en español de un importante texto de Zaugg, El museo de arte de mis sueños.
Profundidad e intensidad
La obra de Zaugg se ha presentado en galerías y museos, pero también en espacios públicos diversos. Interesado por el análisis arquitectónico y urbanístico del espacio, especialmente del expositivo, colaboró en numerosas ocasiones con los arquitectos Herzog y De Meuron. Fruto de esa colaboración son los proyectos para el Campus de la Universidad de Dijon y el Plan Urbanístico de Basilea, que se presentarán en la exposición. Es también autor de algunos textos considerados esenciales en los estudios museológicos, como Das Kunstmuseum, das ich mir erträume. Oder der Ort des Werkes und des Menschen, 1987 (El museo de arte de mis sueños. O el lugar de la obra y del hombre).