Salcedo ha colocado un total de 16 esculturas esféricas a las que les ha moldeado una expresión facial, dispuestas como si un camión volquete las hubiese descargado a la vez y el azar y las fuerzas físicas hubieran decidido su ubicación en el universo. Unas quedan solas y aisladas, otras forman grupos, parejas, algunas quizás han chocado y en un acto de presunto canibalismo se han devorado entre ellas.
Para el artista, estas esculturas esféricas en las que modela caras con diferentes expresiones son una metáfora de los seres humanos. Así, los visitantes pueden ver esculturas con expresión facial de alegría, placer, lujuria, indiferencia… o la que da título a la instalación y manifiesta su desconcierto por el inesperado estado, tiempo y lugar en el que ha ido a parar.