A lo largo de su dilatada carrera, Pierre-Auguste Renoir (Limoges 1841, Cagnes-sur-Mer 1919) pintó a su esposa, a sus amantes, a sus amigas. También a modelos profesionales, a muchachas de la calle, a actrices y a grandes burguesas. En los comienzos artísticos, en el impresionismo de la década de los setenta, en la vuelta a la tradición y a Ingres de los ochenta, en la inspiración de Rubens de los últimos años, la mujer siempre fue el principal tema de inspiración del artista, eterno objeto de seducción y viva encarnación del arte.
Como pocos artistas anteriores o posteriores, Renoir dio vida a la imagen que define el canon de lo femenino en nuestra cultura occidental. Esta exposición recorre, en una excepcional propuesta de más de 70 obras, toda la carrera del artista y las diferentes facetas de la mujer que reflejó su pintura.
De esta manera incluye sus distintas interpretaciones del ideal femenino: la madre cálida – Maternité (1885)–, la joven risueña –Alphonsine Fournaise (1879)–, la parisina sofisticada –Madame Darras (1868)–, la ninfa sensual –Les Baigneuses (1918-1919)–, la mujer culta –La Liseuse (1874-1876)–, la muchacha reflexiva –Julie Manet (1887)–, pero también el desnudo impecable –Étude. Torse, effet de soleil (ca. 1876)– y la figura en el paisaje –Chemin montant dans les hautes herbes (ca. 1875).
En el itinerario que se propone, esta evolución del ideal femenino se contrasta también con el trabajo de sus contemporáneos y de la nueva generación moderna, con obras de artistas como Vincent Van Gogh, Maurice Denis, Edgar Degas, Pierre Bonnard, Pablo Picasso, Aristide Maillol y Richard Guino.
La muestra también rinde homenaje a los pintores catalanes que desarrollaron su carrera en el París de finales del siglo XIX y que llevaron a sus lienzos los edificios y la atmósfera del Moulin de la Galette. Artistas como Santiago Rusiñol, Ramón Casas, Carles Casagemas y Manuel Feliú de Lemus se inspiraron en el mítico rincón de Montmartre como reflejan algunas de las obras expuestas.
Esta exposición ha sido organizada y realizada con la colaboración científica y los préstamos excepcionales de los museos d’Orsay y de l’Orangerie.
Regreso a Barcelona de una obra maestra
El cuadro Bal du Moulin de la Galette, realizado por Renoir en 1876 y considerado como una de las obras maestras del impresionismo, también visita Barcelona. Este lienzo formó parte de la Exposición de arte francés inaugurada el 23 de abril de 1917 en el antiguo Palacio de Bellas Artes de la capital catalana. Una muestra que presentaba alrededor de 1.500 obras y que contaba con una importante selección de piezas de artistas como Cèzanne, Degas, Manet, Monet, Morisot, Pisarro Puvis de Chavannes, Renoir o Sisley. Gracias a esta exposición la obra vuelve a presentarse en Barcelona cien años después.