Comisariada por Carmen Espinosa, la exposición quiere mostrar una parte de la valiosa colección reunida por Lázaro que, de manera puntual, han formado parte de proyectos expositivos externos nacionales y, sobre todo, internacionales. «No se trata de un proyecto de investigación, aunque se ha podido precisar la fecha de algunas obras. Es una exposición para presumir», destaca Espinosa.
Las obras seleccionadas pertenecen a diferentes épocas en la trayectoria vital del artista, desde 1778, fecha de la primera entrega de las Pinturas de Velázquez, hasta 1825 con las famosas litografías de los Toros de Burdeos. La muestra, explica la comisaria, incluye “dos series grabadas por Goya, Caprichos y Tauromaquia; estampas sueltas de las Pinturas de Velázquez, el Agarrotado, Desastres de la Guerra y Los prisioneros; las excepcionales pruebas de estado de los Disparates, de El cantor ciego o del Viejo columpiándose, entre otras; y una selección de litografías. De los Caprichos se exponen dos ediciones: un ejemplar de la primera, editado por el propio Goya, y otro de la tercera, impreso por la Calcografía Nacional en 1868″.
Pruebas de estado
Los Desastres de la Guerra están presentes con dos estampas seleccionadas de las ochenta que componen la serie, pertenecientes a la primera edición de 1863. Una, de la primera parte, que muestra la violencia provocada por la guerra, y otra, de la tercera, conocida como Caprichos enfáticos, en los que Goya muestra diferentes aspectos de la represión absolutista, tras la finalización de la Guerra de la Independencia, y la esperanza que depositó en el nuevo gobierno liberal instaurado tras el triunfo del levantamiento del general Riego en 1820.
La segunda edición de la Tauromaquia o Colección de las Diferentes Suertes y Actitudes del Arte de Lidiar los Toros se presenta junto a los Toros de Burdeos con el fin de ilustrar dos enfoques diferentes: el arte de la lidia y la fiesta popular. Mención especial requiere la exhibición de las 13 pruebas de estado de los Disparates fechadas entre 1815 y 1816, estampas realizadas por Goya cuando aún está inmerso en el trabajo de creación sobre la lámina.
Al ser únicas, las pruebas de estado están consideradas de gran valor por los investigadores y coleccionistas. De esta serie, José Lázaro logró adquirir uno de los dibujos preparatorios, el del Modo de volar, realizado en lápiz rojo. Esta fantástica obra, que no tiene las características de un dibujo para grabar, está dibujada con una técnica libre donde la mancha se impone al trazo.
En el cielo del arte
La admiración de José Lázaro hacia Goya se manifestó no sólo en las magníficas pinturas que logró adquirir, El Aquelarre, Las Brujas, los bocetos de La Era, Santa Isabel, San Hermenegildo…, sino también en una extraordinaria colección de obra gráfica; estampas que muestran la evolución del artista desde sus primeros ensayos en el campo del grabado hasta las últimas litografías realizadas en Burdeos.
Esta fascinación por la faceta de grabador del aragonés le llevó a preparar una exposición en abril de 1928 en las salas que Blanco y Negro y ABC tenían en la calle Serrano para conmemorar el I centenario de su muerte. El coleccionista escribió en el prólogo de la exposición que “Goya dibujante, aguafortista, litógrafo, es tan grande, que su nombre se halla escrito con indelebles caracteres en el cielo del Arte”.
Con la exposición Goya. Obra gráfica se inaugura la nueva iluminación LED, gracias al patrocinio de la familia Autric-Tamayo (Rosario Tamayo Lorenzo y Adolfo Autric Amarillo de Sancho). Los mecenas han firmado un acuerdo de colaboración con el Museo con el que se pretende mejorar las instalaciones e iluminación correspondientes a la sala 13, dedicada a Goya y a sus contemporáneos, a la Sala de Arte Invitado y a la sala 6, lugar ocupado por esta muestra temporal.Goya visto con LED