Estos profesionales han recorrido los lugares y escenarios donde vivió, contrajo matrimonio, desarrolló gran parte de su actividad literaria y social, sufrió prisión y encontró todos los elementos humanos, geográficos y culturales con los que dar al mundo la primera gran novela moderna. En palabras de López Mondéjar, «Castilla-La Mancha y la fotografía tienen una deuda pendiente con Cervantes. Tal vez ahora sea más que nunca necesario y conveniente el desarrollo de esta exposición».
Para ello, los comisarios han logrado reunir a fotógrafos que cuentan con un trabajo muy diferente entre sí y que han utilizado diversas herramientas iconográficas para llevar a cabo este proyecto. Unos, como Cristina García Rodero, Alberto García Alix, Chema Conesa y Juan Manuel Díaz Burgos, aportan su talento como retratistas, mientras que otros, como César Lucas y Vicente Tofiño, además de magníficos retratistas, son experimentados reporteros.
Castro Prieto es un profesional todo terreno, que aporta su sabiduría y una suerte de irónica piedad sobre las cosas, los ambientes y las personas; Isabel Muñoz contribuye con una infrecuente delicadeza, con la que es capaz de registrar los retratos de piedra de Cervantes, la misma que le sirvió para retratar la imagen de piedra de una ciudad como Roma; y Navia es un clásico del paisaje, que lleva años siguiendo la huella de Cervantes por las sendas de la región.