Corría el año 793 cuando un grupo de guerreros procedentes de las gélidas tierras de Escandinavia asaltó el monasterio de Lindisfarne, al noreste de Gran Bretaña, acabando brutalmente con la vida de cientos de monjes. Aquel cruento día marcó el inicio de la Era de los Vikingos, una civilización valiente, feroz, audaz y aventurera que durante más de 250 años sembró el terror y extendió su dominio a base de hacha y drakkar por todo el continente europeo, desde Dublín a Kiev.
Vikingos. Guerreros del Norte. Gigantes del Mar es un proyecto inédito que quiere recuperar la historia y el devenir de este pueblo nórdico con gran pericia para la construcción naval y, aunque pueda parecer paradójico, con gran talento para la creación de poemas y sagas literarias. “Esta exhibición ofrece al público la oportunidad de conocer con rigor científico muchos aspectos de la vida de los vikingos», explica la comisaria Anne-Kristine Larsen. «Detrás de la imagen popular y parcial que tenemos de esta civilización, en la que se les ha definido como saqueadores violentos y asesinos, se esconde una realidad cultural y política mucho más rica. Los vikingos fueron también unos grandes comerciantes, colonos, exploradores, ingenieros, arquitectos y artesanos que fundaron ciudades y reinos”.
Guerra, negocios y religión
Las muestra incluye 663 piezas que se ubican en las tres salas temporales del MARQ. La primera de ellas está dedicada al mar, con los barcos como principales protagonistas. Y es que estos ‘hombres del norte’ poseían una gran pericia como ingenieros navales, una cualidad que les llevó a construir una amplia gama de navíos de guerra, barcos mercantes o embarcaciones para la pesca y el transporte. Además se profundiza en la figura del guerrero como profesión (mercenario) y en la del mercader como hombre de negocios que explotaba el comercio a través de las rutas de navegación.
La segunda sala versa sobre la cultura y la sociedad vikinga, una civilización inteligente, dividida en diversas clases sociales y en cuya cúspide se encontraban el rey y la reina. Asimismo, la exposición ofrece un recorrido por su modelo de ciudad, la tipología de sus viviendas y sus complejos palaciegos. Finalmente, la tercera instancia está dedicada a exaltar su gran devoción religiosa, con referencias a sus Dioses, los mitos escandinavos y el inicio de su cristianización. En este espacio se recogen los testimonios de las incursiones que llevaron a los vikingos hasta el Emirato Omeya de Al-Andalus y las que realizaron en Orihuela, las Tierras de Tudmir y la costa mediterránea.
Los visitantes pueden acercarse a objetos destacados como la piedra de Jelling, una pieza única erigida en el año 965 por el rey Hararld Bluetooth para proclamar su bautismo y, con ello, el establecimiento del cristianismo como religión oficial de Dinamarca, así como la Valkiria, una figurilla de plata sólida dorada que representa una mujer que porta una espada y un escudo circular. Un timón de barco de más de dos metros de longitud, un conjunto de monedas, un fragmento de casco de Tjele, una espada de doble filo con adornos de plata o un yugo de madera con engaste ornamental de bronce son otros de los objetos representativos que componen esta colección.
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