Enfatizados sobre pedestales, hombres y mujeres revelan una corporeidad recia, extraída de la madera a través de la fuerza de la talla directa, y que modula unas pieles irregulares así como unos rostros incompletos y deshabitados. De este modo, las propiedades del material son incorporadas al proceso de configuración y son, a la postre, un componente clave del efecto formal.
El lenguaje que utiliza Byeonghee Bae como forma de expresión contiene un mensaje lleno de actualidad. La soledad de los seres humanos que habitan en las grandes ciudades. Los personajes sin rostro, la sensación de soledad que transmiten y la relación que tienen con las nuevas tecnologías, tan bien comunicados y tan solos a la vez.
«Toda la perspectiva de acento simbólico que podemos aplicar a los objetos que portan los personajes no es sino una respuesta reactiva a la opacidad emocional que caracteriza al mundo contemporáneo. Byeonghee Bae traslada la dimensión retórica de sus narraciones a una serie de objetos (casas, maletas o teléfonos móviles, entre otros) que acompañan a unos sujetos anónimos; la proximidad a lo real es aportada por el vivo cromatismo de su vestimenta mientras que, por el contrario, la piel nunca llega a ser tocada por la policromía», explica el comisario Carlos Delgado.
El escultor orquesta una manera de decir en la que la evidencia no es lo que importa sino el reverso de ella: los planos de color inciden en resaltar la realidad de lo superfluo mientras que el cuerpo, sede de la identidad, se define desde la crudeza del material escultórico. Byeonghee Bae apuesta por la ambigüedad narrativa, el ajustado control de los elementos expresivos y la hibridación entre lo pictórico y lo escultórico.