«Me he querido inspirar en el Don Quijote de Marius Petipa, del que hemos cogido la partitura original y la hemos reeditado, pero dándole un toque más español. En el original ya se quería dar este aire español pero fue interpretado por bailarines rusos. Lo que yo quería era conservar el toque clásico del ballet poniéndolo en la escena actual. He montado el Don Quijote que Petipa hubiera soñado», destaca José Carlos Martínez.
El Don Quijote de Petipa fue, junto con El Lago de los Cisnes, uno de los ballets más populares en Rusia, donde se creó en 1869. Esta obra, llena de color, rompía con el universo de las criaturas sobrenaturales o etéreas de los ballets clásicos del XIX para poner en escena a la gente del pueblo. El libreto se basa en un episodio del segundo volumen de El Quijote (capítulo XXI, “Donde se prosiguen las bodas de Camacho y otros gustosos sucesos…”) y la acción se centra en los amores tumultuosos de Quiteria y Basilio, dejando a un lado las propias aventuras de don Quijote y Sancho.
Esencia española
Martínez se ha basado en la coreografía original de Petipa, pero también en las diversas versiones que el bailarín y coreógrafo ha tenido la ocasión de bailar (Nureyev, Baryshnikov, Gorski), pero sin olvidar la esencia de la danza española. Como él mismo asegura, «me parece muy importante que la producción de Don Quijote de una compañía española, aún siendo una versión del clásico ruso-francés, sea realmente respetuosa con nuestra cultura y nuestra tradición».
Para ello se ha contado con Mayte Chico para la realización de la coreografía de bolero y fandango y se ha dado un matiz más poético al personaje de don Quijote y a su búsqueda del amor perfecto encarnado por Dulcinea. Además se han eliminado las parodias originales, «les he querido dar más seriedad acercándome al original de Cervantes». La escenografía y el vestuario son muy importantes. En este montaje participan todos los bailarines de la CND, menos dos, y hay un refuerzo de cuatro bailarines invitados: Joaquín Luz, María Kochetkova, Elisa Badenes y Cristina Casa.
Lo que se ha intentado con esta obra es «juntar a bailarines de sitios y experiencias diferentes, hacer que los bailarines españoles que están triunfando por el mundo regresen y que las jóvenes promesas de la compañía tengan su oportunidad para que así vayan creciendo», comenta Martínez. Entre los nombres que figuran en el cartel están Seh Yun Kim y Alessandro Riga, como primeras figuras del CND; Kayoko Everhart, Esteban Berlanga, Moisés Martín Cintas y Anthony Pina, como bailarines principales; YaeGee Park, como solista; y Haruhi Otani y Aitor Arrieta, como integrantes del cuerpo de baile. Todo ello bajo la dirección musical de Manuel Coves.
- De martes a sábados a las 20.00 h. / Domingos a las 18.00 h.
Don Quijote de la Mancha, II-XIX
Basilio se enamoró de Quiteria desde sus tiernos y primeros años, y ella fue correspondiendo a su deseo con mil honestos favores, tanto, que se contaban por entretenimiento en el pueblo los amores de los dos niños Basilio y Quiteria.
Fue creciendo la edad, y acordó el padre de Quiteria de estorbar a Basilio la ordinaria entrada que en su casa tenía; y por quitarse de andar receloso y lleno de sospechas ordenó de casar a su hija con el rico Camacho, no pareciéndole ser bien casarla con Basilio, que no tenía tantos bienes de fortuna como de naturaleza, pues si va a decir las verdades sin invidia, él es el más ágil mancebo que conocemos, gran tirador de barra, luchador estremado y gran jugador de pelota; corre como un gamo, salta más que una cabra y birla a los bolos como por encantamento; canta como una calandria y toca una guitarra que la hace hablar, y, sobre todo, juega una espada como el más pintado.
-Por esa sola gracia –dijo a esta sazón don Quijote– merecía ese mancebo no sólo casarse con la hermosa Quiteria, sino con la mesma reina Ginebra, si fuera hoy viva, a pesar de Lanzarote y de todos aquellos que estorbarlo quisieran.
-¡A mi mujer con eso! –dijo Sancho Panza, que hasta entonces había ido callando y escuchando–, la cual no quiere sino que cada uno case con su igual, ateniéndose al refrán que dicen: Cada oveja con su pareja. Lo que yo quisiera es que ese buen Basilio, que ya me le voy aficionando, se casara con esa señora Quiteria; que buen siglo hayan y buen poso, iba a decir al revés, los que estorban que se casen los que bien se quieren.