Comisariada por Miguel Luque Talaván, profesor de Historia de América de la Universidad Complutense de Madrid, la muestra, que reúne más de cien piezas de casi cuarenta instituciones españolas y extranjeras, «pone el acento en dos aspectos: la proyección exterior de la monarquía y el fomento que el monarca insufló a las artes», explica el comisario.
Obras de los grandes pintores del siglo XVIII que actuaron a modo de cronistas de esta época, como Jean Ranc, Jacopo Amigoni, Giuseppe Bonito, Anton Rafael Mengs o Francisco de Goya, comparten espacio con importantes materiales arqueológicos mediterráneos, como la caja de semillas de Herculano conservada en el MAN, y americanos, así como con magníficas muestras de la cartografía del periodo, instrumentos científicos o los originales de algunos de los documentos clave de la historia de la Europa dieciochesca.
Entre las piezas exhibidas destacan el cuadro El embajador turco ante la Corte de Nápoles, obra de Giuseppe Bonito, del Museo Nacional del Prado; Vista del Palacio Real Nuevo de Madrid, realizada por Antonio Joli, del Palacio Real de Nápoles; Asalto inglés al castillo del Morro de La Habana, de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando; o el Umete de Tahití, procedente del Museo Nacional de Antropología (Madrid).
Bajo el prisma del pensamiento de toda una época, la exposición rescata y contribuye a la puesta en valor de dos cuestiones fundamentales de su reinado: la política exterior y la aportación científico-cultural española, así como el papel desempeñado por la Corona a la hora de promover el avance del conocimiento. En palabras del comisario, «una de las ideas que vamos a encontrar en la exposición es cómo el rey inaugura el prestigio de lo científico para los gobernantes».
La muestra, que está estructurada en cuatro grandes áreas temáticas (España e Italia. Relaciones e intereses internacionales (1716-1759); El trono de España y los reinos ultramarinos; La proyección internacional de la Monarquía. España en el sistema internacional; y Un mundo por conocer. Cultura y exploraciones científicas), inicia su recorrido presentando al rey en su entorno familiar, así como en su etapa italiana, hasta 1759. «Esta comienza en Nápoles donde se forma como gran gobernante. Todas las acciones de gobierno que se verán desarrolladas después en su máxima potencia en su reinado en España van a ser ya presentadas desde su etapa napolitana», explica Luque Talaván.
Las bases del Estado moderno
La llegada al trono español y las reformas ilustradas emprendidas en casi tres décadas de reinado conforman la segunda parada de la muestra, analizando la forma en la que fueron establecidas las bases del Estado moderno y del periodo contemporáneo español, con un apartado dedicado a las posesiones ultramarinas hispanas. Como asegura el comisario, «Carlos III concibe que para que España vuelva a ocupar un papel de potencia internacional tiene que pasar por una reforma profunda a todos los niveles».
El recorrido destaca, en su tercer ámbito, la proyección del país y la presencia activa de España en los grandes acontecimientos bélicos de la época, para ello el rey «implementó una activa política en el ámbito internacional valiéndose de tres argumentos fundamentales: el ejército, la armada y la diplomacia», afirma el comisario. El acercamiento a Francia, la intervención en el norte de África, los acuerdos con Portugal y el apoyo encubierto a la independencia de los Estados Unidos son algunas de las claves de su política internacional.
Por último, la exposición se detiene en la actividad de patrocinio regio a la cultura y a las expediciones científicas, con hitos como la creación del Real Jardín Botánico de Madrid y la promoción de expediciones científicas de gran calado a diferentes partes del mundo. En resumen, según Luque Talaván, «esta sección transmite esa promoción de la ciencia y de la cultura a gran escala».
Esta muestra ha sido organizada por Acción Cultural Española (AC/E) y el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.