Comisariada por Alena Karpenka, jefa del Departamento de Pintura Bielorrusa Antigua del Museo, y por Juan Antonio García Castro, director del Museo del Greco, la muestra reúne piezas procedentes de los iconostasios de algunas de las iglesias más antiguas e interesantes del país, es decir, del tabique situado en el altar que representa simbólicamente la separación entre el lugar de morada de Dios y la sala donde se reúnen los creyentes.
En los siglos V-VI, el tabique del altar se transforma en la imagen simbólica de la iglesia celestial, encabezada por su Creador-Jesucristo. Con el tiempo se forman varias filas y el iconostasio ya no es simplemente una reja que separa el altar, pues se engrandece el concepto espiritual de todo lo que se encuentra y realiza en el altar y en toda la Iglesia. En la iglesia católica las imágenes de los apóstoles se disponen libremente en el altar central o en las paredes laterales.
En la iglesia ortodoxa su sitio está en el iconostasio, en la fila de los apóstoles. Estos, junto con profetas y escenas del Evangelio muestran la tradición del arte posbizantino producida en esta zona de Europa oriental. Los grupos de apóstoles forman parte también de temas tan célebres como La Ascensión de Cristo, La Dormición de la Virgen, La Transfiguración o Pentecostés.
La exposición ofrece la posibilidad de establecer un diálogo artístico entre la producción de iconos bielorrusos y las obras del Greco, provocando una sugerente y atractiva mirada al confrontar ambas líneas artísticas, desarrolladas en ámbitos geográficos y culturales diferentes, pero con un origen conceptual común, como es el del arte religioso bizantino. En la obra del Greco es evidente la continuidad de la tradición de la pintura bizantina de retratos religiosos, así como la existencia independiente de la imagen.
Las obras bielorrusas dependen en gran parte de la necesidad de la subordinación al sistema del altar. Se conserva el principio de la simetría y el centralismo típico para los iconostasios bizantinos y rusos. Sin embargo, los apóstoles se presentan vivos y naturales, llenos de espiritualidad. Al igual que el Greco, los pintores bielorrusos ilustran la idea de la base filosófica de la fe cristiana.