Comisariada por Sam Stourdzé, director de los Rencontres de la Photographie de Arles, y Anne Lacoste, comisaria del Musée de l’Elysée de Lausana, la muestra se nutre de las piezas más destacadas del fondo artístico familiar de Halsman para presentar una retrospectiva completa de su obra a partir de algunas de sus imágenes más icónicas, junto a otras desconocidas hasta el momento y numerosos documentos.
Más de trescientas fotografías presentan un recorrido en profundidad por el trabajo del artista y los formatos que utilizó, desde retratos, reportajes, fotografía de moda, hasta desnudos, reconstruyendo los procesos creativos del fotógrafo desde sus comienzos en París hasta su etapa neoyorquina.
Muchas de estas obras no se han expuesto nunca, hojas de contacto, impresiones, pruebas preparatorias, fotomontajes originales y maquetas, por lo que esta exposición abre una ventana al proceso creativo del fotógrafo y confirma su visión y concepto de la fotografía como un medio expresivo aún por explorar.
¡Sorpréndeme! se divide en cuatro apartados. La introducción está dedicada a los años que Halsman pasó en París, pues su obra temprana ya presagiaba los intereses y temas que desarrollaría a lo largo de su carrera. Las otras tres partes repasan su periodo estadounidense y cada una de ellas presenta una característica de la obra del artista: sus celebrados retratos de famosos, especialmente los de Marilyn Monroe; su interés por las puestas en escena, entre ellas, las colaboraciones con personajes célebres y sus proyectos personales, como su famosa jumpology; y, por último, el impresionante repertorio de «ideas fotográficas» que desarrolló junto con Salvador Dalí a lo largo de más de tres décadas, entre las que cabe destacar el libro Dalí’s Mustache.
Potencial creativo
En el París de la década de los treinta y, sobre todo, en Nueva York a partir de 1940, Halsman se labró una carrera ejemplar que se extendió durante más de cuatro décadas. Fue un enérgico defensor de la fotografía durante toda su carrera. Cuando ésta se vio amenazada por la llegada de los medios de comunicación de masas como la televisión, Halsman estuvo a la altura del reto, haciendo de la fotografía una fuerza a tener en cuenta dentro del medio del espectáculo gracias a su imaginación.
Halsman hablaba frecuentemente en público, siempre reivindicaba el potencial creativo aún inexplorado de la fotografía, y citaba constantemente la anécdota de Jean Cocteau a propósito de su encuentro con Serguéi Diáguilev. Cuando el joven poeta y cineasta preguntó al fundador de los Ballets Rusos qué podía hacer para colaborar con él, Diáguilev le respondió: «¡Sorpréndeme!». Con la respuesta de Diáguilev en mente, el fotógrafo se lanzó al diseño de guiones imposibles.
Su dominio de la técnica le allanaba el camino para dar a conocer las posibilidades creativas del medio fotográfico, que llevó al límite en su colaboración con Salvador Dalí, donde el pintor plasmó sus ideas dentro del ámbito de la fotografía.