La exposición incluye 20 pinturas que permiten comprender las diferentes vertientes estéticas desarrolladas por el artista a lo largo de su carrera. Muchas de las pinturas han pasado por importantes exposiciones, como la celebrada en el Centro Social Novacaixagalicia en 2011, en la Casa da Parra en 2002, en la Fundación Barrié en 1988 o en la Caja de Ahorros Municipal de Vigo en 1986. Estará abierta al público hasta el próximo 14 de enero.
En la muestra se pueden ver las formas primitivistas y expresionistas, relacionadas con aspectos antropológicos, culturales o sociales de la Galicia que vivió el pintor. Prácticamente todas las obras expuestas rozan un particular realismo social relacionado con la estética del granito que caracteriza al movimiento renovador del arte gallego. Es decir, una pintura que trata de emular la tradición pétrea del arte en Galicia desde una óptica vanguardista.
Sus obras están pobladas de símbolos propios de la tradición rural: el campesino, la mujer, el pescador o los animales de tiro. Se trata de recursos para ejemplificar la tierra marginada y trabajadora. Un universo personal derivado de sus vivencias en su querida aldea de Lantaño. Esta sería su particular centro de operaciones pictóricas que solo abandonaría, de forma esporádica, para la realización de exposiciones. Todo ello se halla enmarcado en un paisaje gallego, atmosférico y húmedo, rico en matices y variaciones tonales de azules, grises, verdes y marrones.
Biplasticismo
Algunas de las obras exhibidas responden a un cambio estético que se empieza a percibir en Manuel Pesqueira desde mediados de los años 70. Es el biplasticismo. Esto es una organización del cuadro más analítica en diversos planos complementarios que forman un “efecto espejo”, como diría Antón Castro. De este modo multiplica espacios y concede un sentido dinámico a la escena. Según el propio Castro, sus referentes para esta investigación pictórica son el cubismo y la cronofotografía. Sin embargo, el hilo conductor seguirá siendo la estética del granito inspirada en los campesinos de su aldea natal.
Todas las obras que se exhiben atesoran gran calidad, pero cabe destacar algunas por su especial relevancia. Dos de ellas son escenas festivas que, desde una perspectiva etnográfica, atestiguan las formas de divertirse en la Galicia rural de los años 60. Con gran protagonismo del baile, la música, la conversación y el juego, ambos trabajos definen la maestría de Pesqueira para componer ambientes con un gran número de figuras.
Otra obra que capta la atención del espectador tiene como protagonista a la arquitectura rural, ordenada como un enjambre de poderosos volúmenes cubistas que habitan figuras expresivas. El aspecto es, a la vez, vital y cotidiano. Finalmente, también es destacable un paisaje con campesinos, labradores y una maternidad que, tanto en aspecto formal como simbólico, parece deber mucho al románico popular. Esta obra es, en su conjunto, una profunda exaltación de su tierra.
El artista
Manuel Pesqueira Salgado (Lantaño, Pontevedra, 1911 – Poio, Pontevedra, 1988) es un pintor adscrito al movimiento renovador de la plástica gallega. Pronto sintió interés por la pintura, como demuestran los dibujos que hacía en los cuadernos de la escuela. Se trasladó a Pontevedra con 16 años y entró en contacto con miembros destacados de As Irmandades da Fala, como Castelao, Otero Pedrayo y Vicente Risco. Asistió a las reuniones que el grupo mantenía en el Café Moderno y colaboró con la publicación A Nosa Terra, de tendencia galleguista.
En 1933 celebra su primera exposición y su carrera estuvo a punto de verse truncada tras ser herido en su brazo derecho durante la Guerra Civil. Este hecho condicionó su arte. Pesqueira tuvo que adaptarse a pintar con la mano izquierda desde 1939 hasta el final de sus días. Será en Vigo, en una exposición en 1950, donde muestre sus obras realizadas con la mano izquierda por primera vez. Al año siguiente participa en la mítica exposición colectiva en la sala Velázquez de Buenos Aires junto a Díaz Pardo, Maside, Laxeiro o Prego, entre otros.
Dos nuevas exposiciones colectivas, en 1967 en la sala Quixote de Madrid y en 1972 en la galería Sargadelos de Barcelona, provocaron la fascinación de la crítica por la capacidad del artista para mostrar el alma de Galicia en sus óleos. Desde ese momento, Pesqueira ya es un artista consolidado como confirman sus exposiciones en la sala Toison de Madrid en 1981 y en el Centre International d’Art Contemporain de París en 1984. En este último con dos muestras, una colectiva y otra individual. En 1986 la Caja de Ahorros Municipal de Vigo celebra una merecida exposición antológica de Pesqueira.