Los Rupf fueron los primeros coleccionistas privados suizos que centraron su labor en el arte abstracto. En 1954 decidieron ceder sus obras –unas 250 piezas y numerosos libros de arte– al Kunstmuseum Bern.
Hermann Rupf apoyó reiteradamente la escena artística local, a menudo a pesar de sus preocupaciones y temores personales. Financiaba con regularidad a diversos creadores y su compromiso con el público pronto le llevó a prestar cuadros de su colección. A mediados de la década de 1930 la pareja de coleccionistas empezó a reflexionar sobre el lugar en el que debería quedar depositada la colección para que pudiera mostrarse públicamente. Casi veinte años más tarde, en 1954, consiguieron, por fin, crear la Fundación Hermann y Margrit Rupf.
En 1956, la Colección fue catalogada y expuesta por vez primera en el Kunstmuseum Bern. Durante los primeros años, Hermann Rupf siguió muy de cerca las actividades de la Fundación y se planteó la posibilidad de vender algunas obras. En 1961 falleció Margrit Rupf y, un año más tarde, su esposo. A partir de ese momento, la responsabilidad de las nuevas adquisiciones se transfirió al Patronato.
Tras la muerte de los fundadores, la colección, que constaba de 41 pinturas, 14 esculturas, 23 dibujos, 149 estampas y 32 libros con grabados originales, pasaron a depositarse en el Kunstmuseum Bern. Además, los Rupf cedieron a la Fundación el resto de su patrimonio, garantizando así que en el futuro pudieran continuar realizándose adquisiciones.
Colección viva
En 1963, un año después de la muerte de Hermann Rupf, fue posible adquirir la obra de Henri Laurens Frutero y pipa (Compotier et pipe), de 1918, para completar el ya nutrido grupo de esculturas y trabajos en papel de ese artista. En 1964 se compró un relieve de Hans Arp.
En la década de 1990, la colección ya existente se amplió con obras de artistas estadounidenses como Donald Judd, Joseph Kosuth, Brice Marden, Ad Reinhard y James Turrell, y europeos como Piero Manzoni, Enrico Castellani, Lucio Fontana y Christian Megert, entre otros. Se logró reunir un grupo de obras de representantes del Minimalismo y del Movimiento ZERO, respectivamente, que hoy en día se revela como una interesante continuación de la colección Rupf original, ya que en las primeras etapas de actividad de la colección se aprecia una innegable preferencia por la tradición del arte constructivista y conceptual.
Esta exposición pone de manifiesto la coherencia y evolución de la Colección de Hermann y Margrit Rupf como reflejo del arte de su tiempo. Es la primera vez que la colección viaja a España.