El viaje se inicia en los albores del registro sonoro, con piezas como el fonoautógrafo de Scott de Martinville o el fonógrafo de Thomas A. Edison, que camina en paralelo a hitos tan paradigmáticos como el magnetófono, la casete compacta o el discman, y culmina en los más recientes dispositivos de reproducción musical como los reproductores mp3.
Así, tres secciones vertebran la muestra. Orígenes recoge cronológicamente los inventos que revolucionaron la grabación y reproducción musical en sus comienzos, como el fonoautógrafo, el fonógrafo, el gramófono o el micrófono; la siguiente corresponde a la Revolución Sonora, donde el vinilo, el casete compacto, la grabadora, el radio casete, el walkman y el discman toman protagonismo; y para terminar, Suena en digital acerca al público a los más recientes avances tecnológicos desde el mp3 hasta el home studio, el streaming o plataformas digitales como Spotify.
La historia del registro sonoro comienza en 1857 cuando el tipógrafo e inventor parisino Eduard Léon Scott de Martinville construye un aparato, al que llama fonoautógrafo, que permite registrar las ondas sonoras sobre papel ahumado. El primer registro sonoro del que se tiene conocimiento es un fonoautograma con la canción popular Au clair de la lune interpretada por un soprano anónimo el 9 de abril de 1860.
Sin embargo, no es hasta 1877 cuando Thomas Alba Edison crea el fonógrafo, uno de los avances más importantes que transformará por completo la forma de crear y de experimentar la música, sin ser este el propósito inicial de su creador, pues inicialmente tenía otras funciones como máquina para el dictado, libros sonoros para ciegos, entrenamiento para una buena elocuación o «grabaciones de familia», registro de recuerdos, máximas, consejos y de las últimas palabras de los miembros de la familia.
La evolución de los discos
Ya en el siglo XX, los discos evolucionaron desde los primitivos recubiertos de cera de Berliner, pasando por la pizarra, el caucho, la vulcanita, el celuloide o la laca Shellac, hasta llegar al vinilo. Su perfeccionamiento propició la aparición del elepé o disco de larga duración, de 33 rpm, lanzado al mercado por Columbia Records en 1948.
En 1963, la empresa danesa Philips lanzó el primer casete compacto. A partir de ese momento, Japón lidera las investigaciones para reducir el tamaño de los dispositivos y crea el radio casete, uniendo el casete y la radio con amplificador y altavoz integrados a un precio asequible y portátil. Pero es en 1970 cuando el walkman de Sony cambia de manera definitiva la forma en la que la gente escucha la música.
El siguiente paso para mejorar la calidad del sonido lo darían estas mismas corporaciones con la llegada al mercado del disco compacto en 1982. A continuación nace el discman por la necesidad de un reproductor de CD que tuviera más ventajas que el casete.
La revolución de internet
Ya en 1995 nace el mp3 de la mano del Instituto Fraunhofer, aunque fue en 1998 cuando se comercializó el primer dispositivo de reproducción mp3, MPMan, de 250 dólares y con una capacidad para siete canciones. Tras éste se sucedieron muchos modelos y mejoras, como el iPod en 2001, que tenía capacidad para almacenar hasta mil canciones.
Sin embargo, la verdadera revolución llegó de la mano de internet. Hoy el 75% de los consumidores acceden a la música de forma online. La creación de un software de intercambio de archivos, el llamado P2P, el auge de plataformas como Napster, MySpace, iTunes, Kazaa, Spotify o Deezer, así como de aplicaciones y softwares de creación musical como Garage Band, Cubase, Logic o Protools abren las puertas a melómanos, consumidores e incluso a los propios músicos a un mundo nuevo.
En 2005, la industria musical sufrió un importante cambio con la llegada de YouTube, donde el 45% de los contenidos que se consumen son vídeos musicales. Sin embargo fue en 2007 cuando Soundcloud rompió todos los esquemas pudiendo promocionar y distribuir proyectos musicales personales. El mismo año salió al mercado el primer iPhone, integrando el smartphone con la música, podcast, imágenes y vídeo. Y ya entre 2008 y 2009 nacería uno de los mayores transgresores de la industria musical, Spotify.
En la actualidad, gracias a las plataformas en streaming y la difusión a través de las redes sociales, se multiplican las ventajas para los usuarios y la industria sigue innovando para conseguir mejores y nuevas fórmulas de reproducción y grabación sonora.