Del Castillo poseía una extraordinaria habilidad para el dibujo y, sobre todo, una gran creatividad compositiva, cualidades que le convirtieron en uno de los representantes más importantes del dibujo europeo de su época.
Desde los orígenes del museo cordobés, sus obras han ocupado un lugar muy importante en su colección. Con esta muestra se pretende situar su figura en su contexto histórico y artístico, destacando el papel que jugó en la denominada Escuela Cordobesa.
Seis ámbitos
La exposición se divide en seis ámbitos. El primero, El hombre y el artista, repasa la vida personal y artística del pintor, desarrollada en Córdoba, su ciudad natal. Su estilo personal se forja en su ambiente familiar, con la influencia de Zurbarán y la inspiración en estampas centroeuropeas.
En Panorama artístico previo se repasa el ambiente que influyó en el artista, dominado por los modelos traídos de Italia y la manera de pintar de Pablo de Céspedes en los primeros años del siglo XVII.
La tercera sección, Antonio del Castillo dibujante, descansa sobre su extraordinaria habilidad para el dibujo y su creatividad compositiva. Esta abarca, como principales temáticas, la figura humana, animales, diseños arquitectónicos y ornamentales, y la naturaleza. Destaca también su técnica, donde el uso de la pluma de caña aporta a sus diseños un marcado carácter personal.
Clientes
En cuarto lugar, Grandes encargos se adentra en los clientes principales del pintor. En Córdoba, franciscanos y dominicos suponen la principal y más importante clientela, convirtiéndose en el artista más demandado de mediados del siglo XVII. La siguiente sección se encarga de los encargos menores, en los que desarrolla su mayor potencial creativo, mostrando su faceta más íntima y su gran imaginación.
Finalmente, la exposición concluye con La huella de Antonio del Castillo, en la que se muestra la prolongación de su estilo hasta el siglo XIX, siendo muchos los artistas que lo siguieron e imitaron. En su taller jugarían un importante papel Pedro Antonio Rodríguez o Manuel Francisco Arias, mientras que otros se iniciarían en el arte de la pintura mediante la copia de sus composiciones y tipos, como Bartolomé Fernández o Acisclo Antonio Palomino.
Los visitantes también pueden disfrutar de 13 cuadros de otros autores que influyeron en el artista y de obras de sus seguidores, como el pintor de Bujalance Antonio Palomino. A esto hay que sumar el ejemplar del libro de Juan Arfe De varia conmensuración para la escultura y arquitectura, un tratado que sirvió de manual de cabecera de las academias y talleres de la época y que fue restaurado en 2008 por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico.