La muestra, realizada con motivo de la celebración de ARCOmadrid 2017, donde Argentina es el país invitado, incide en la relación del artista con el estudio del dibujo, que comenzó hace años a través de un manual de normas IRAM (Instituto Argentino de Normalización y Certificación) en el que encontró todos los símbolos que se utilizan en el dibujo técnico cuando se confecciona un plano: letras, números, puntos, flechas, escalas, líneas para construcciones, secciones, representaciones de vistas en perspectiva; en definitiva, todo aquello que se necesita para elaborar manuales de información técnica donde la pulcritud del dibujo para su comprensión fascinaron al artista.

La exposición refleja la atracción del artista por la tecnología, la ingeniería y el conocimiento científico y matemático, junto al interés por referentes como Magritte, Richard Buckminster Fuller, Nikola Tesla o Jorge Luis Borges. Robbio utiliza materiales sencillos y cotidianos que generan movimiento y permiten reflexionar sobre la transformación de la fuerza gravitacional en fuerza horizontal o vertical, evidenciando la sutil fragilidad en el acabado de sus obras. Con ellos, el artista habla de memoria y materia, de abstracción y geometría a través de la lógica del dibujo.

Las piezas que forman la muestra responden a esa lógica del dibujo a la que tantas veces se ha referido Robbio, desde la titulada Discurso, una cuadrícula a gran escala realizada directamente sobre pared, en alusión al orden que simbólicamente ésta representa; pasando por la instalación titulada Plano expandido (cuestiones al trazar una línea), formada por 319 líneas realizadas en alambre sobre el muro que, a modo de rayas sinuosas, simbolizan perfiles de fronteras.

Arquitecturas

Esa delimitación geográfica está presente también en la pieza Los paisajes sólo existen en la memoria, un mapa que no deja de ser un código de lectura a través del lenguaje cartográfico que alude a la construcción del paisaje mental.

En muchos de los trabajos de Robbio se percibe algo muy físico que tiene que ver con el uso de determinados materiales y objetos que hacen referencia a la fuerza contenida, sobre todo en Arquitecturas de reyes (Ejercicios de tensión), en el que un sistema de plomos y unas cuerdas continuas evidencian, por medio de su memoria funcional, la fuerza de la gravedad. Aquí, una serie de objetos y algunos elementos naturales (ramas, maderas, grafito, huesos) son sostenidos por la presión que la cuerda ejerce sobre la pared.

La relación entre los diferentes elementos permite construir un tipo de arquitectura donde los elementos dispuestos y la estructura de cuerda que los sostiene se vinculan a la forma física y también a la simbólica. Otra de las piezas que se puede ver en la muestra es la titulada Conflictos en el campo Y-X, en la que el artista realiza incisiones a modo de rayas sobre una superficie de pizarra, dejando los surcos y destruyendo la función del encerado. De este modo reconstruye la funcionalidad del objeto.

Por último se sitúa Tonelada, una montaña de arena iluminada por una lámpara que reitera la idea de la contención y de la unión de elementos moleculares para representar otro más grande, concepto al que el artista alude en diferentes obras.

Las piezas de Robbio, concebidas como ejercicios de memorias colectivas, proponen una analogía metafórica entre los pensamientos utópicos de la lógica racional y la geometría matemática presente en los movimientos de la naturaleza.