La exposición, comisariada por Sam Bardaouil y Till Fellrath, investiga la modernidad egipcia a través de un recorrido por las contribuciones artísticas de Art et Liberté y su interpretación del surrealismo. Fundado el 22 de diciembre de 1938, este colectivo de escritores y artistas surrealistas surgió en El Cairo en un momento en el que las prácticas expositivas estaban respaldada por el Estado, pero en esas exposiciones se imponía la clasificación de los artistas según un criterio de nacionalidad.
Art et Liberté rechazó a través de sus exposiciones y escritos la fusión del arte con el sentimiento nacional y el concepto del arte por el arte. Algunos de sus textos más polémicos fueron contra los artistas pertenecientes a este último campo, que ocupaban una posición preeminente en un canon local que ellos aspiraban a reorganizar o eliminar por completo. El grupo inició su andadura con la publicación del manifiesto Vive l’art dégénére (Viva el arte degenerado), que ofrecía a una inquieta generación de jóvenes artistas, intelectuales y activistas políticos una plataforma heterogénea para la reforma cultural y política.
Este colectivo se involucró en la lucha mundial contra el fascismo, el nacionalismo y el colonialismo. Cuestionaban esa tendencia academicista y nacionalista del arte burgués predominante en su ciudad, al tiempo que desarrollaron intercambios artísticos con los movimientos surrealistas de otros focos artísticos (París, Bruselas, Madrid, México…) y desempeñaron un papel activo en el marco de una red internacional de escritores y artistas. A través de su propia definición del surrealismo aspiraban a alcanzar un lenguaje literario y pictórico contemporáneo, comprometido en el ámbito internacional y a la vez arraigado en las preocupaciones artísticas y políticas del país.
Como explica el comisario Sam Bardaouil, la relación España se produjo en varios niveles, manifestándose en particular a través del compromiso del colectivo frente a la expansión del fascismo. Algo curioso es que «la ilustración que utilizan los surrealistas egipcios como imagen de su manifiesto es el Guernica«, además, condenaron en diferentes publicaciones la rebelión franquista.
La exposición comienza con La voz de los cañones, una sección en la que priman las representaciones surrealistas de campos de batalla y las imágenes de destrucción. Aquí se refleja la profunda preocupación por la guerra, por la angustia que suscitaba y la destrucción que causó, un leitmotiv de todo el espectro de la producción artística y literaria del grupo. Están representados artistas como Amy Nimr, Inji Efflatoun y Samir Rafi.
Continúa con Cuerpos fragmentados, un apartado que se centra en los años 40. En esa época El Cairo era una ciudad marcada por las extremas desigualdades económicas, y donde la riqueza se concentraba principalmente en manos de un pequeño grupo de terratenientes y magnates empresariales, mientras que los jornaleros en el campo y los obreros en la ciudad sufrían una extrema pobreza. Esta circunstancia fue plasmada por Antoine Malliarakis, Ramses Younane o Hassan El-Telmisani con pinturas de figuras humanas deformadas o distorsionadas, en contraposición a los estilos más conservadores que retrababan los cuerpos de los más desfavorecidos de una manera bella e idealizada.
Mujeres influyentes
En La mujer de la ciudad se incluyen obras de artistas como Mahmoud Saïd, Kamel El-Telmisany o Fouad Kamel, entre otros. Esta sección muestra como varios mecenas y artistas del colectivo fueron mujeres influyentes que tuvieron un papel activo y marcaron un enfoque feminista que se manifestaba en muchas de sus publicaciones. El visitante se encontrará con Realismo subjetivo, por el cual los artistas incorporaban deliberadamente símbolos reconocibles en las obras impulsadas inicialmente por el subconsciente. Ejemplos de este estilo son los trabajos de Mayo o de Abdel Hadi El–Gazzar, ya que creían que el surrealismo era esencialmente un llamamiento a la revolución social y moral, además de un movimiento artístico.
Uno de los rasgos definitorios de Art et Liberté es la estrecha correlación entre la palabra escrita y la imagen pictórica. Por eso, en Fotografía surrealista se encuentran trabajos de la fotógrafa estadounidense Lee Miller, desempeñó un importante papel en la introducción del surrealismo en la escena artística de El Cairo. Otros artistas representados son Étienne Sved, la fotógrafa rusa Ida Kar, el pintor surrealista Angelo de Riz o el egipcio Levon Alexander Boyadjian (conocido como Van Leo).
En 1946, varios integrantes de Art et Liberté cofundaron el Grupo de Arte Contemporáneo, última sección, que permaneció activo hasta mediados de la década de los 50. Algunos de ellos, como Abdel Hadi El-Gazzar, Hamed Nada y Samir Rafi, llegarían a formar parte de los artistas modernos más influyentes de Egipto. Este no se identificaba como surrealista, divergía del movimiento en el sentido de que desarrollaba lo que entendía como un arte egipcio auténtico.
Desde finales de la década de los 40 hasta comienzos de los años 60, la cuestión de cómo producir un arte auténticamente egipcio pasó a constituir el principal núcleo de interés para los artistas e intelectuales. El Grupo de Arte Contemporáneo logró ser percibido por el público como un movimiento que inventó el primer arte verdaderamente egipcio. Sin embargo, los artistas de Art et Liberté, disuelto en 1948, consideraban que este grupo era portavoz de una nueva forma de nacionalismo.
Padre fundador
El grupo estaba encabezado por el poeta surrealista Georges Henein, que desempeñó un papel central. Había introducido las ideas surrealistas en Egipto a través de diversas publicaciones en 1934, incluso antes de conocer a Breton en París dos años más tarde. El 4 de febrero de 1937 pronunció en El Cairo su célebre conferencia titulada Bilan du Mouvement Surréaliste, que supuso la inauguración cuasi oficial del movimiento surrealista en Egipto antes de la publicación del manifiesto definitivo del que fue artífice principal.
Asimismo participó activamente en la organización de cinco exposiciones fundamentales del grupo entre los años 1940 y 1945, así como en la fundación de dos editoriales. En 1947, Breton le asignó la Secretaría de CAUSE, una coalición internacional de surrealistas de posguerra, pero su adscripción al círculo surrealista bretoniano llegó a su fin en 1948, a raíz de la divergencia de planteamientos, cada vez más acusada.
Esta ruptura, junto con los crecientes desafíos políticos locales, llevó en última instancia a la disolución de Art et Liberté. Los años que pasó en nuestro país dejaron huella en Henein. Entre 1936 y 1940 escribió una serie de poemas en los que denunciaba el ascenso al poder de Franco, y decidió ilustrar el manifiesto Viva el arte degenerado con la imagen del Guernica de Picasso.