En palabras del comisario, «Sard deja en evidencia cómo percibimos la realidad, cambiada, enfriada, alejada e intermediada a través de la pantalla de todos los dispositivos que nos rodean. Estas pantallas a veces nos trasladan una concepción de la vida alejada de la realidad y nos hacen ver belleza donde no la hay en realidad». La muestra, que es el resultado de más de año y medio de trabajo, está integrada por una docena de obras específicamente diseñadas para TEA.
En las obras de Sard vuelve a estar presente esa dicotomía entre lo bello y lo siniestro, tan característico de esta artista. El punto de partida de este trabajo son «las nuevas tecnologías y lo que éstas representan en nuestras vidas», asegura ella misma. De modo que el público que se adentre en Luz. La sombra del tiempo se va a encontrar con un itinerario estimulante donde la sorpresa y el misterio, de nuevo como lugares fronterizos, cobran una importancia trascendental.
Paisaje interactivo (2016), Inteligencia emocional (2016), Bosque de luces y sombras (2016) o Paisaje desubicado (2016) son algunos de los títulos que construyen esta exposición, una propuesta que abre las nuevas líneas de investigación formal y conceptual de la artista.
Heterogeneidad de medios
Una de las singularidades más evidentes de la muestra es la heterogeneidad de medios que emplea Sard, un repertorio amplio que abarca desde la instalación, la vídeo-instalación, el vídeo, pero también la escultura, la pintura y el dibujo. Los materiales empleados también poseen esa diversidad, donde las resinas, las espumas y los vidrios tratados conectan con el papel, la pintura o con otro tipo de técnicas más tradicionales.
Desde el inicio del recorrido de Luz. La sombra del tiempo, Sard deja entrever que algo inquietante subyace bajo la capa epidérmica, superficial y frenética en la que, en ocasiones, la mirada y el entendimiento quedan atrapados por una belleza ensimismada, por una silueta pixelada y brillante provocada por el haz de luz de las pantallas.
El espectador que recorra las salas de TEA realizará un viaje donde la belleza se irá definiendo por sus propios límites, ya que la descripción esencial de un lugar y de una idea también surge de todo aquello que les rodea, de lo que entra en colisión y en simbiosis, de lo que se repele y de lo que se integra.
Una propuesta donde lo siniestro va dando forma y contenido a la belleza. De hecho, la artista considera que no se puede definir la belleza sin transgredirla, sin ir a (re)conocer aquellos lugares donde el propio concepto se vuelve complejo y en ocasiones salvaje, sin acudir a esos contextos donde la materia, casi viva, te comunica con lo siniestro a pesar de formar parte de lo bello.