La obra presentada por Cano, recuerda el comisario Alfredo Igualador, da una vuelta de tuerca a su trayectoria, ligada siempre a su compromiso con la pintura, pintura última y arriesgada nacida de su relación con la pintura no representacional, sino movida por su relación con el estudio, la práctica de la obra y el propio devenir del material pintura, sin importar las dicotomías entre figuración y abstracción.
Si en anteriores comparecencias en Magda Bellotti la obra de este pintor se extendía hasta los límites del soporte pictórico o jugaba con su propia materialidad en desuso del último discurso pictórico, en esta ocasión parece como si la experiencia de lo ya vivido y recordado con el material y su práctica cobrara forma de manera inusitada ante los ojos del espectador.
«Pintura que se hace forma y forma que se hace pintura en sus últimas y pequeñas piezas de gran recorrido y evocación poética. Fragmentos recogidos de la gran explosión vanguardista del anterior siglo XX, que arrojados como meteoritos al futuro, se instalan sin ruido pero con resonancia en los muros del espacio expositivo», destaca Igualador.