Esta exposición nace de la voluntad del Museo Nacional de Escultura de rescatar del olvido a un personaje clave en la historia de la defensa del patrimonio a comienzos de siglo XX en España, dándole a conocer en instituciones afines a su trayectoria.
En el caso de León, más allá de sus estudios sobre el románico leonés y su ejercicio de protección del patrimonio local en casos tan destacados como la recuperación del sepulcro de Sahagún de manos estadounidenses, el vínculo entre Ricardo de Orueta y la Fundación Sierra Pambley arraiga antes en la Institución Libre de Enseñanza, cuya vocación reformadora podría resumirse en un ideal: creer en la ciencia para salvar el arte.
Con esta muestra, el Museo Nacional de Escultura ha realizado un ejercicio de reciclaje de la exposición que dedicó a Ricardo de Orueta en 2014, comisariada por Miguel Cabañas y María Bolaños, mediante la reutilización de una gran parte de los soportes textuales y gráficos que la conformaron. En la elaboración del nuevo discurso, el Museo ha hecho un esfuerzo por sintetizar los aspectos más destacados de la acción de Orueta, especialmente aquellos relacionados con su defensa del patrimonio. El resultado es una exposición accesible y versátil, adaptable a todo tipo de espacios.
Un hombre, una ley
Orueta fue promotor, como director general de Bellas Artes, de la Ley del Tesoro Artístico Nacional de 1933, que se convirtió en la iniciativa más importante de la historia española en la salvaguarda del patrimonio y una de las más avanzadas de Europa, hasta tal punto que permaneció invariable hasta la ley de 1985.
De formación institucionista y convicciones republicanas, el destino de Orueta está unido a los momentos, las empresas y las instituciones más brillantes de la cultura del primer tercio del siglo XX: él encarna los ideales y promueve iniciativas brillantes y decisivas para el patrimonio y la cultura nacional.
Su vida intelectual y pública estuvo asociada a símbolos culturales tan significativos en esas décadas como la vanguardia intelectual malagueña, la Institución Libre de Enseñanza, la Residencia de Estudiantes, el Centro de Estudios Históricos o las Misiones Pedagógicas.
Entre 1910, año en que llega a Madrid, y 1931, cuando ingresa en la política activa, se encuentra en los escenarios más interesantes, en los experimentos más renovadores, en los círculos más comprometidos. Al proclamarse la II República pasó a formar parte de esa minoría gobernante de intelectuales que haría de la cultura el escaparate simbólico del nuevo Estado.
En poco tiempo, y con una voluntad inquebrantable, puso en marcha medidas y proyectos ambiciosos y adelantados, que hoy se consideran anónimos, dejando un legado espectacular: desarrolló un comprometido activismo en contra del expolio patrimonial que padeció el país en las primeras décadas del siglo y recuperó a los grandes escultores españoles del Siglo de Oro.
Regreso a León
Orueta perteneció al ambiente de intelectuales institucionistas, en el que se había formado por tradición familiar (su padre, su hermano y él mismo habían tenido un estrecho contacto con Giner de los Ríos). La Fundación Sierra-Pambley, que comienza a gestarse en 1885 gracias a Francisco Fernández Blanco y Sierra-Pambley, Gumersindo Azcárate y los también miembros de la Institución Libre de Enseñanaza, Giner de los Ríos y Manuel Bartolomé Cossío, constituye el espacio idóneo en León para acoger la exposición sobre un personaje plenamente ligado a las ideas institucionistas.
Con esta muestra, Ricardo de Orueta ‘regresa’ a León, ciudad que visitó en vida y de la que tenía un profundo conocimiento como historiador del Arte. En su archivo del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC se conservan sus fotografías del Cristo de Corullón, los capiteles, portadas y retablos de la Catedral, del Convento de San Marcos y, como no, de la Colegiata de San Isidoro. La correspondencia durante su cargo como director general de Bellas Artes recoge sus gestiones para realizar una réplica del arca de San Isidoro, así como para obtener el permiso de fotografiar la Colegiata, necesaria para completar la catalogación de los monumentos artísticos que se estaba realizando desde el Centro de Estudios Históricos.
Este archivo incluye igualmente el intercambio de cartas con Juan Torbado Franco, el arquitecto leonés que realizó a lo largo de su vida diferentes proyectos para la consolidación del patrimonio artístico de la ciudad, y que coincidió con Orueta en la Residencia de Estudiantes. Ambos tratan las partidas dinerarias destinadas a sufragar las obras de conservación en la Catedral, así como la declaración de Monumento Histórico de la Iglesia de San Salvador de Palat del Rey.
- Como complemento a la exposición, la Fundación Sierra Pambley ha organizado dos conferencias. La primera, el miércoles 22 de marzo a cargo de José Alberto Morais, profesor de la Universidad de León, que presentará el tema “Ricardo de Orueta y el arte medieval en León”, y el jueves 23 de marzo, Miguel Cabañas, investigador del CSIC y uno de los comisarios de la muestra, que hablará sobre “Ricardo de Orueta, guardián del tesoro artístico español”.