Cuando en abril de 1931 se proclamaba la Segunda República, Josep Renau (1907-1981) era un joven artista que se iniciaba en las artes gráficas en Valencia, su ciudad natal. Durante los primeros años de la década superó su inicial influencia estilística Decó y comenzó una nueva etapa en la que afianzó su compromiso sociopolítico, y realizó interesantes carteles y cubiertas de libros y revistas hasta convertirse en un artista comprometido. Momento que coincidió con el estallido de la guerra.
La exposición se adentra en unos años convulsos, tanto en la política española como en la vida del artista. Renau pasó de ser un diseñador políticamente activo, de claro lenguaje vanguardista, a ser nombrado director general de Bellas Artes del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes en 1936, lo que le llevó a tomar decisiones importantes para el futuro del patrimonio artístico y cultural de España.
En la muestra se detalla la labor realizada por dicho departamento en la salvaguarda y evacuación de las colecciones artísticas antes de los bombardeos o su encargo a Picasso de la realización del Guernica para el pabellón español de la Exposición Internacional de París de 1937. Pero la intensa vida política de Renau convivirá con su faceta artística, algo apartada en este periodo como él mismo apuntó.