Instalado en París desde 1905, aunque volvía a menudo a Barcelona para exponer regularmente, su obra, de aparente simplicidad, responde a un cierto primitivismo de factura naïf y fuerte influencia francesa.
Los temas predilectos de Torné Esquius son los espacios interiores o recluidos, como los jardines o salas de estar, humildes o de extracción menestral. Destaca a menudo la ausencia de la figura humana y el protagonismo de los elementos inanimados que en ocasiones producen un efecto inquietante o perturbador. También cultivó otros géneros como el paisaje o el retrato.
Pese a que era pintor, su tarea profesional fue la ilustración, centrada en tres líneas: la literatura infantil, la ilustración de textos literarios y la colaboración en revistas y publicaciones periódicas, a menudo satíricas, como Papitu, Picarol o Le Rire, entre otras.