Huyghe concibió su obra en 2014 tras descubrir la historia real de dos simios amaestrados que atendían y entretenían a los comensales de una casa tradicional de sake en Japón. La filmación de Huyghe se ubica en un paisaje arrasado marcado por el tsunami y la posterior catástrofe nuclear.
En el interior de un edificio lúgubre y sombrío deambula un personaje ataviado con una máscara de teatro tradicional japonés, una peluca de mujer y una camisa y vestido que recuerdan a un uniforme escolar. Este personaje resulta ser un simio, aunque su actitud atenta y ansiosa y su lenguaje corporal remiten a una humanidad ambigua. Huyghe reflexiona a través de esta pieza sobre la paradoja de observar el comportamiento animal en un decorado irreal con la intención de explorar lo real; en definitiva, reflexionar sobre la condición humana.
La película de Huyghe se inicia con una serie de planos grabados con un dron en un enclave desolado rodeado de edificios en ruinas. Ya en el interior de una de esas casas abandonadas, la narración se articula a partir de la yuxtaposición de primeros planos del simio con sus movimientos cada vez más agitados.
A pesar del abandono del lugar, el animal realiza las tareas para las que fue adiestrado: coloca diligentemente una servilleta, sirve una botella a una mesa vacía o realiza las piruetas que, en su momento, provocaron las risas y el asombro de los clientes del restaurante. Todo ello en un entorno prácticamente arrasado donde las únicas muestras de vida son un gato, las cucarachas que corretean por la cocina y los gusanos de las bolsas de comida abandonadas.
La voz femenina que resuena desde alguna parte refuerza la tensión de la escena por su paralelismo con los avisos que, en su momento, alertaron a la población de la inminencia del tsunami. La inexpresividad de la máscara enfatiza aún más la alienación del personaje y su soledad y nos cuestiona sobre sus sentimientos y emociones.
Como en muchas de sus obras, Huyghe difumina los límites entre ficción y realidad a través de personajes que nos confrontan con la naturaleza de lo humano y con el misterio de nuestro comportamiento. El protagonista de la obra nos mira sin vernos a través de su “máscara humana”, mientras que nosotros observamos con asombro el comportamiento de esos seres con los que compartimos el mundo.
Se trata de la décima pieza que se programa en la sala Film & Video desde que ésta se inaugurara en 2014 para albergar obras clave del videoarte, la videoinstalación y la imagen en movimiento como medio artístico.