Trockel se centra en mostrar en sus obras una sociedad revolucionaria y para ello emplea con frecuencia recursos irónicos. Manipula diferentes medios como la fotografía, el dibujo, el encolado, el escultura y el audiovisual para realizar sus obras artísticas. Hacia 1983 comenzó a desarrollar una iconografía específicamente feminista; y, frente al auge del vídeo y la performance, elige definitivamente como medios la pintura, la escultura y el dibujo.
En Wasser, das da noch kocht (1999), un fotograma real de Neruda da comienzo a la obra, tras él, varios cuadros regulares parecen bailar sobre la escena, toda en blanco y negro, bajo el sonido de unos violentos violines que crean un efecto casi hipnótico. A continuación se recita el poema Tenéis que oírme, prólogo de la obra Las uvas y el viento de Neruda, que fue publicada inicialmente en Chile en 1954.
Tras ésto, y con color por primera vez, Trockel sitúa al espectador en el asiento del copiloto de un coche, mientras que se observan personas sentadas en la acera de la carretera a modo de bucle, hasta un total de tres veces. Sobre una pantalla en negro, varias líneas blancas se mueven hasta formar una casa, un puente y varias edificaciones diferentes, siempre se vuelven a unir, para separarse otra vez y formar un dibujo diferente, demostrando la importancia de la geometría en la obra de la alemana.
En su parte final se proyectan varios objetos a color dentro de una casa en una secuencia. En la siguiente escena, un mono se observa ante un espejo, ensimismado con su propia imagen. Tras varias grafías superpuestas, el vídeo concluye con una vista del mar rompiendo sus olas, mientras se oye una voz en off de un hombre que parece orar aportando tranquilidad y paz, como transmite el poema de Neruda al que la artista alemana hace referencia.