Desde la organización se recuerda que este Encuentro ya ha venido dispensando una atención especial a los procesos y proyectos culturales que se desarrollan en pequeños municipios y en el medio rural por un principio de atención a la diversidad cultural y por la singularidad y excelencia de prácticas y proyectos que, en número creciente, emergen y se consolidan en entornos no urbanos. Además, determinados conocimientos, prácticas, actitudes y dispositivos propios del medio rural revelan su vigencia y utilidad en las actuales sociedades urbanas. Con este foro se pretende avanzar un paso más en esa dirección.
Tradicionalmente, la cultura en el medio rural se ha abordado a partir de la mirada etnográfica o, en su dimensión patrimonial y turística, como recurso de naturaleza económica. Se abren paso, en cambio, nuevas aproximaciones y prácticas. Algunas resitúan y redefinen simbólicamente lo rural; lo actualizan, hibridan y resignifican. Otras, enfocadas al desarrollo principalmente económico, promueven procesos de innovación y creatividad vinculados al territorio, a elementos o sustratos culturales específicos. Finalmente, otras prácticas y modelos inciden en la creación y articulación de tejidos y estructuras comunitarias. Nuevas subjetividades –individuales y colectivas– que favorecen procesos de identidad, autoestima, resiliencia y cohesión social. Procesos que sirven para hilvanar la vida social. Que arraigan a medio y largo plazo, de forma lenta, impalpable en ocasiones, pero cuyos efectos transformadores, en la medida en que son capaces de construir –o reconstruir– la vida colectiva, pueden ser de gran magnitud.
Estos desplazamientos resultan inseparables de los procesos sociológicos a los que se ha visto sometido el mundo rural en las últimas décadas, movimientos hacia afuera (envejecimiento, emigración y despoblamiento) y hacia dentro (retornos, neorruralidades, dobles residencias) que determinan también nuevas formas de pensar, hacer y sentir la cultura.
Bajo tales premisas, el Foro Cultura y Medio Rural pretende abrir un espacio para la reflexión y el debate sobre el significado y el papel de la cultura en nuestros pueblos. Una cultura y unos procesos culturales que, más allá de las tradicionales políticas de acceso, debieran de plantearse como dispositivos clave para la transformación social y económica, el desarrollo personal y colectivo y la mejora de la calidad de vida de las poblaciones rurales, también como elemento esencial, no accesorio o puramente testimonial, en las estrategias de desarrollo demográfico y equilibrio territorial.