La impresión en 3D permite al ciudadano fabricar cualquier cosa, reformulando conceptos esenciales como la autoría, la sostenibilidad, la educación o la accesibilidad. A través de cerca de cien obras y piezas audiovisuales de 87 autores, la exposición muestra su impacto en disciplinas tan variadas como la medicina, la moda, la gastronomía o la arquitectura y plantea los retos de la impresión 3D a medio y largo plazo.
La revolución industrial de finales del siglo XVIII hizo posible la producción en masa de bienes de consumo, cambió radicalmente la economía y la sociedad y ahora esta nueva tecnología quiere conseguir lo contrario: la fabricación individualizada. El consumidor se convierte ahora en productor, lo que supone un desafío al modelo productivo actual, desde cómo diseñamos, fabricamos o hacemos llegar los productos al consumidor hasta la protección de la propiedad intelectual o seguridad.
La impresión 3D permite crear objetos personalizables, hasta el punto de socavar las economías de escala, cuestionando la necesidad de fabricar cientos o miles de unidades para abaratar el producto y que finalmente llegue al consumidor.