La música, interpretada por los Solistas Orquesta Sinfónica del Mediterráneo, la cantaora Sandra Carrasco y el bailaor José María Maldonado, ofrece un amplio relato sobre el flamenco y otras músicas de profundas raíces españolas, contado con un lenguaje jazz-pop que posiblemente sirva para acercar más a la gente de hoy el intrincado mundo sonoro del flamenco. Por ejemplo, Soledades se trata de una auténtica soleá de Alcalá con sus tres tercios y sus falsetes interpretadas por diferentes secciones de la orquesta.
Tampoco se han dejado de señalar e incluso resaltar los puntos de contacto existentes entre el jazz y el flamenco, como se puede ver por ejemplo en Alandablus, en donde un lenguaje de auténtico blues encaja perfectamente en la línea armónica de la petenera. Hay que resaltar el cuidado con que se ha tenido al tratar de incluir la palabra, algo tan importante en el flamenco.
Pero este no es un trabajo puramente flamenco, sino la labor seria, profunda y sin concesiones de un grupo de artistas de alta temperatura creativa que se han sentido fascinados por las posibilidades de una interpretación nueva de esta música espontánea y eterna.