Dalí fue un gran ilustrador, no sólo por su estética sino también por su enfoque comunicativo que se ha plasmado en la elección y el tratamiento de los libros que ilustró. Es, tal vez, un aspecto no tan conocido de este artista total, pero que permite sumergirse en su universo creativo para observar su interpretación de los relatos escritos y su resignificación a través de una ilustración simbólica, que remite al mundo del subconsciente humano.
Las 25 láminas que componen la serie remiten, a manera de seres monstruosos, a las aventuras burlescas de Pantagruel. Los modelos, por muy extraños que parezcan, tienen su precedente en las llamadas droleries, es decir, caprichos del artista, argumentos novedosos que se configuran en la imaginación del propio genio creador y que se puede observar en la peculiar iconografía del Bosco, de Pieter Bruegel el Viejo, de Jacques Callot, de Goya y de tantos genios que a partir de estos caprichos manifiestan su individual y creativa visión del mundo.
Los sueños caprichosos de Pantagruel recrea las ilustraciones que François Desprez realizó sobre el ciclo Pantagruel, de François Rabelais, para la edición de Richard Breton de 1565 Les Songes Drolatiques de Pantagruel. Rabelais alcanzó gran notoriedad a través de unas composiciones literarias que fueron fiel ejemplo de su incomparable personalidad y de su carácter burlón e independiente. Sus libros constituyen una sátira feroz contra las instituciones más respetadas de su tiempo, todo ello a través de un aire despreocupado, reflejo de su manera personal de entender y de comportarse en la vida.Inmorales y obscenos