Diez años han pasado desde la última puesta en escena de esta gran tragedia clásica en Mérida, donde se ha representado en siete ocasiones. Treinta y una personas darán vida sobre el escenario a la versión más poética del texto de Esquilo, donde los grandes valores del ser humano se exponen ante el público. «Revisar una y otra vez La Orestiada es la mejor manera de encontrase con uno mismo e intentar comprender este absurdo mundo que nos rodea y las razones que nos han traído hasta aquí», explica José Carlos Plaza.
El montaje, concebido por José Carlos Plaza (Hécuba, Medea o La guerra de las mujeres, entre otras), pondrá todos los ingredientes de la tragedia clásica al servicio de la actualidad para hablar de los problemas del ser humano y de la sociedad: poder, justicia, democracia, amor, muerte, odio…, pero también de lo individual y de lo colectivo. Para el director, se trata de una «puesta en escena profusamente política».
A sus órdenes se han puesto grandes actores de la escena española, algunos debutantes en el Festival de Mérida, como es el caso de Ana Wagener, que se enfrenta al papel de Clitemnestra en su estreno emeritense; Ricardo Gómez, que se mete en la piel de Orestes, el inmortal personaje que tantos otros ha inspirado a lo largo de los siglos; y Amaia Salamanca en el papel de Electra.
Estarán acompañados por Roberto Álvarez (Magistrado), Alberto Berzal (Egisto), Juan Fernández (Egisto), Felipe García Vélez (Agamenón) y María Isasi (Cassandra / Esclava). A ellos se suma un coro formado por otros ocho actores, además de 15 figurantes. El vestuario, diseñado por el destacado figurinista Pedro Moreno, y la escenografía, creada por Francisco Leal, además de proyecciones audiovisuales que la apoyan y enriquecen, contribuirán a teñir de lirismo y magia escénica la atmósfera del Teatro Romano.