Trazando una continuidad ideal entre pasado y presente, la muestra concluye con una selección de sus pinturas del ciclo Remix, en las que Baselitz comenzó a trabajar en 2005 y que anuncia la serie de Héroes y Tipos Nuevos de 2007 y 2008.

En palabras del propio artista: «Lo que nunca he podido evitar es Alemania y ser alemán». En 1965, Georg Baselitz percibía la posguerra alemana como un estado de destrucción múltiple que ponía en tela de juicio ideologías y sistemas políticos, y también estilos artísticos. Esta falta de orden era muy compatible con la propia naturaleza del artista, quien puso de relieve los aspectos equívocos de su tiempo desde una perspectiva escéptica. Sus Héroes, envueltos en deteriorados uniformes bélicos, son figuras contradictorias, marcadas tanto por el fracaso como por la resignación. De por sí constituye una provocación el hecho de que el artista, que en ese momento contaba con 27 años, se consagrase al tema de los «héroes» o «tipos», pues el heroísmo (masculino) y sus exponentes de antaño se hallaban cuestionados tras la guerra y la posguerra.

El frágil y paradójico fondo de los Héroes halla su contrapunto en la forma: la representación invariablemente frontal y la composición de la figura en la parte central del conjunto, con líneas claramente definidas, contrasta con la fuerza salvaje de la paleta de colores y la vehemencia del estilo pictórico. De este modo, Baselitz oponía una realidad incómoda a la épica narrativa del milagro económico de la República Federal de Alemania recurriendo a la figuración, una forma teóricamente anticuada. No obstante, el artista va mucho más allá de las cuestiones sociales genéricas y reflexiona en torno a su propia posición dentro de la sociedad.

En total soledad

Soldados, pastores, rebeldes, guerrilleros, pintores, pintores modernos son los Héroes y Tipos Nuevos pintados por Georg Baselitz en total soledad, inmerso en una fecunda explosión expresiva. Los cuadros, pintados con vigorosas pinceladas en las que el color, la línea y la figura rivalizan en fuerza e intensidad, retratan un tipo de héroe totalmente nuevo.
Dejando a un lado la imagen asociada a la retórica y propaganda de la guerra y la posguerra, los Héroes de Baselitz son exponentes de fragilidad, precariedad e inconsistencia.

Gigantes en gastados uniformes, destacan turbios, heridos y vulnerables, contra un fondo de escombros. Pero, con todo, este sentimiento de desesperanza aparece atenuado por la imagen de un bálsamo, la presencia en los lienzos de un utensilio como una paleta de pintor o el gesto de coger una pequeña carretilla o un jirón de naturaleza, como para proteger la semilla de alguna cosecha futura. Trágico fracaso y signo de esperanza: valiosa ambivalencia expresada por un joven nacido en Alemania antes del derrumbe del nazismo, que presenció después la división de su país en dos mitades irreconciliables, en las que no consigue encontrar un modelo válido de sociedad.

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Además de mostrar prácticamente todo el ciclo de los Héroes o Tipos Nuevos, la exposición alberga una selección de dibujos y grabados en madera del mismo tema, junto con los primeros ejemplos de las obras «fracturadas» de Baselitz de 1966, en las que el artista experimentó con la reorganización de la imagen que precede a la etapa de las imágenes invertidas.

En palabras de Max Hollein, del Museo de Bellas Artes de San Francisco y comisario de la exposición, «los Héroes son tanto un hito como un eje apasionado en la obra de Georg Baselitz. Emanan de una profunda necesidad interior, en una confrontación deliberada con temas apremiantes y cargados de significado, y desarrollan una reflexión intemporal sobre la existencia del artista como tal. Dando expresión a un aislamiento, desarraigo y desorientación visualizados de forma estridente y sentida, la obra recoge el precario estado experiencial del artista en un mundo roto y establece una imagen paradigmática de su condición».

Los Héroes y los Tipos Nuevos de Baselitz están dotados de un repertorio de objetos recurrentes que llevan consigo: petates, paletas y pinceles, o instrumentos de tortura. Pese al repetitivo formato de 162 × 130 centímetros que tienen todas las obras, cada una de estas nos impacta con una expresión única, que depende del método escogido de pintura y de los colores empleados. La amplia secuencia cronológica de los trabajos expuestos da testimonio de la gradual ruptura de Baselitz con su motivo. Hay muy poca distancia desde aquí a su posterior inversión del sujeto artístico.

Formulación pictórica

Baselitz comenzó la serie de Los Héroes y Tipos Nuevos durante un período que pasó en la Villa Romana de Florencia gracias a una beca. Tras regresar a Berlín Oeste siguió desarrollando este tema. Tocaba a su fin la debatidísima historia de los escándalos de Baselitz, que había empezado en 1963 con la exposición de la Galerie Werner & Katz.

En las primeras etapas del artista, las pinturas de Héroes representan un punto de inflexión especial y pueden considerarse un documento histórico. Estas obras no se alinearon con las tendencias artísticas de su época, ya sea la visión del futuro del grupo ZERO, las aproximaciones francesa o norteamericana a la abstracción o las variaciones del movimiento alemán de posguerra Informel. Aun veinte años después de la guerra, no se contentan con el sentimiento superficial de un nuevo comienzo. Y, aunque los Héroes y Tipos Nuevos mantienen motivos recurrentes, son monstruosos, están quebrados y son poderosos en su formulación pictórica. Representan un posicionamiento importante dentro del arte alemán posterior a 1945.

En cuanto a las pinturas Remix, Baselitz vuelve sobre los aspectos más provocadores de su trayectoria, como La gran noche se jodió (Die große Nacht im Eimer), 1962-63, y Los grandes amigos (Die großen Freunde), 1965, y compone nuevas versiones o interpretaciones con la ventaja añadida de la experiencia.

Ampliados y pintados con rapidez, a grandes franjas de matices brillantes y transparentes y con unas líneas explosivas y sinuosas, las pinturas Remix son transustanciaciones radicales –en parte caricaturas, en parte fantasmas– de sus más laboriosos predecesores. La espontaneidad con que se ejecutan provoca destellos de recuerdos de las cosas del pasado, presente y futuro. Es claramente visible el impulso de aclarar y actualizar, pero la calidad inquietante y efímera de este trabajo tiene también que ver con las meditaciones de un artista maduro sobre el tiempo, la presencia, el fracaso y la posibilidad. En palabras del propio artista: «Me atrajo la palabra remix porque pertenece a la cultura joven.

Más sobre Baselitz

Georg Baselitz nació en Deutschbaselitz (Sajonia occidental) el 23 de enero de 1938. Comenzó sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de Berlín-Weissensee (Alemania del Este), de donde fue expulsado a los dos semestres por «inmadurez sociopolítica»; reanudó su formación en Berlín-Charlottenburg en la Hochschule für bildende Künste (Alemania Occidental) en 1957.

Los primeros viajes al extranjero lo llevaron a Ámsterdam y París. En el año 1961 celebró su primera exposición junto con Eugen Schönebeck, en una casa deshabitada; se publicó entonces la primera proclama artística conocida como Manifiesto Pandemónium. Las exposiciones que siguieron fueron controvertidas.

En 1966, Baselitz dejó Berlín para trasladarse al Hesse Renano, cerca de Worms. En 1969 pintó su primer cuadro de figuras cabeza abajo, decisión a la que se mantuvo fiel durante todo el resto de su carrera. El creciente reconocimiento público del artista favoreció la presencia cada vez mayor de su obra en el extranjero; en 1980, junto con Anselm Kiefer, recibió la propuesta de representar el arte de la República Federal de Alemania en la trigésima novena Bienal de Venecia. A esta ocasión le siguieron exposiciones de gran recepción crítica en diversos países, como Gran Bretaña y Estados Unidos.

Entre los años 1983 y 1988, y después a partir de 1992, Baselitz continuó en Berlín la actividad docente que había iniciado en la ciudad de Karlsruhe en 1978. En la actualidad, numerosas exposiciones retrospectivas, galardones, premios y cátedras honoríficas siguen rindiendo tributo a la extraordinaria relevancia de su obra.