La obra de Giorgio de Chirico (Volos, 1888 – Roma, 1978) se caracteriza por una incesante investigación en diferentes planos: desde su periodo metafísico inicial, en la década de 1910, el trabajo por el que más se le conoce, en el que muestra su personal transformación del arte clásico mediante sus enigmáticas piazzas de arquitectura renacentista, pasando por los temas iconográficos de las décadas de 1920 y 1930, sus investigaciones técnicas sobre la pintura de los grandes maestros durante la década de 1940, hasta su periodo neometafísico entre 1968 y 1976. Su repercusión va mucho más allá del mundo del arte. Sus paisajes solitarios y sus naturalezas muertas se han convertido en referentes visuales de nuestro tiempo. Con su preocupación por el subconsciente, fue uno de los precursores del surrealismo y, posteriormente, uno de los puntales del retorno al clasicismo de los años veinte del siglo XX.
La exposición –estructurada en seis ámbitos– se inicia con una colección de retratos y autorretratos que introducen un interrogante en torno a la identidad: el yo y los otros. A continuación, los interiores metafísicos, ligados a su estancia en Ferrara, cuando De Chirico hacía el servicio militar, y el descubrimiento de la arquitectura del Renacimiento, junto a la ciudad industrial con sus fábricas. El tercer apartado se centra en la Plaza de Italia de Roma y en la presencia del maniquí que culmina el enigma metafísico. Las tres últimas secciones –Baños misteriosos, Historia y naturaleza, Mundo clásico y gladiadores– describen un viaje a las raíces de la cultura europea: la búsqueda de la intimidad, el tiempo, la tensión entre realidad, ficción y teatro.
Esta exposición ha sido organizada por Obra Social ”la Caixa” en colaboración con la Fondazione Giorgio e Isa de Chirico.