El título de la muestra se extrae de la carta que el escritor Jean Giono remitió en 1953 al Departamento de Aguas y Bosques francés, ofreciendo los derechos de su novela El hombre que plantaba árboles para formar a la ciudadanía en un compromiso con el medioambiente: su objetivo era hacer amar a los árboles, en concreto, hacer amar plantar árboles.
Plantar un árbol es un gesto definitorio que plantea un compromiso a largo plazo. Más que una acción específica, plantar un árbol es un símbolo de responsabilidad, un contrato con la posteridad. Invertir tanto tiempo y patrimonio personal en llevar a casa todas las obras que la Colección Valzuela ha ido reuniendo supone un plan de futuro que desborda el interés propio, y se convierte en una decisión que implica a la sociedad, máxime cuando esa colección ocupa ahora de modo temporal las paredes de un espacio expositivo público y, en torno a ella, se ha generado un discurso que pretende acercarla a los espectadores.
Las obras aquí reunidas constituyen una pequeña parte de esta inusual colección. Hacer amar plantar árboles pretende, más allá de las limitaciones espaciales, trasladar un extracto de ese ambiente cotidiano y de convivencia pacífica, entre períodos y disciplinas, por medio de un montaje evocador de esa narración tan personal de lo que una colección puede ser.
Colección insólita
Iniciada hace más de cuatro décadas, esta Colección, reunida por María Pilar Cerezuela y Enrique Vallés, se caracteriza por lo insólito de su amplitud histórica y disciplinaria. Esta imponente selección de obras de arte contemporáneo, nacional e internacional, ha aprendido a convivir con un conjunto de piezas de diferente naturaleza y época.
Lo que originalmente nació sin un objetivo concreto, únicamente movido por el gusto por adquirir objetos, muebles, dibujos o pinturas, desembocó paulatinamente en la consciencia de que lo configurado con tanta dedicación era ni más ni menos que una colección de arte con mayúsculas.
El modo de su constitución deja tras de sí las anécdotas y sensaciones propias de algo cuya finalidad no era otra que la configuración del ambiente cotidiano donde la vida tiene lugar. Los objetos constituyen no solo un telón de fondo, sino también las capas de memoria que concentran buena parte de las experiencias vividas en torno a esta pasión y a su vínculo con el día a día.