Visualmente convincentes, al mismo tiempo que confusas perceptualmente, las obras únicas de Handmade representan un cambio en la práctica de Muniz, que en el pasado se ha centrado principalmente en fotografías de trompe l’oeil realizadas a partir de materiales inusuales (como chocolate, suciedad o trozos de papel). A su vez, este trabajo conforma una coherente extensión de una investigación filosófica más amplia sobre la naturaleza estructural de la representación y de lo que podría considerarse la «lingüística» de la toma de imágenes.
En términos estilísticos, la mayoría de las imágenes hacen referencia a diversas corrientes de la abstracción del siglo XX, aunque sin la cita directa de obras icónicas que en el pasado ha caracterizado la obra de Muniz. Su ejecución es meticulosa y a la vez de tendencia artesanal: tiras de cordel se superponen sobre una fotografía de tiras de cordel, ambas confluyendo para formar un patrón intrincadamente teselado; recortes de papel de colores y una fotografía de recortes de papel de colores similares se conjugan sin interrupción en un todo similarmente colorido; círculos de fieltro y una fotografía de círculos de fieltro ocupan el mismo plano visual, en varias capas pero interrumpido.
«Hay una tensión entre algo que está ahí y algo que no lo está», dice Muniz sobre los trabajos presentes en Handmade. «Son ambiguas. ¿Dónde está la imagen? ¿Está en tu cabeza o en el mundo? Solo plantearte esa pregunta ya te hace más consciente del espacio entre medias».